El té de la five o’clock servido en un palacio carente de problemas
La traducción de “sans souci” vendría a ser algo así como “sin preocupación”. Y esas dos palabras en francés que le dan nombre al Palacio ubicado en el partido de San Fernando describen perfectamente la atmósfera de este micromundo mágico verdaderamente ideal para tomarse una pausa de los conflictos cotidianos o, en todo caso, digerirlos con un buen té y unas ricas masas.
La propuesta de hoy es un “té de las cinco” pero servido a las seis en una colección de vajilla antigua de diversa procedencia y sobre delicados manteles de viaje que son atesorados por Martha Inés Springer, organizadora de estos exquisitos encuentros en el Palacio Sans Souci. .
La tetera de porcelana deja salir el humo que perfuma el jardín diseñado por el arquitecto y paisajista Carlos Thays, con su despliegue de ninfas, tritones, faunos y cupidos que se mezclan con la naturaleza.
Apenas se sorbe la poción mágica que viene en saquitos, los convidados quedan hechizados y son transportados a una Belle Epoque perdida.
El gorjeo de los pájaros, el sonido del agua de las fuentes, la figura de Aqueloo -dios de los ríos- y el arte topiario propio del Barroco, relajan y contribuyen a dejarse llevar a otros mundos y otros tiempos.
Historia de ladrillos y familia
Carlos María de Alvear, primo del presidente Marcelo T. de Alvear, le encargó en 1911 al afamado arquitecto francés René Sargent que le diera forma al Palacio neoclásico inspirado en el Trianon de Versalles y los constructores Eduardo Lanús y Pablo Hary lo emplazaron finalmente sobre los terrenos que Mercedes Elortondo, esposa de Carlos María, había heredado en Victoria.
Se trata de un edificio con simetría perfecta, doble escalera, columnatas al estilo dórico y mansardas con tejado de pizarra. La belleza es increíble; desde el jardín de invierno con sus 165 cristales biselados, la capilla, la taberna, la sala de bridge, el salón Imperial, el salón de música y las terrazas.
La herrería, la cerámica, los mármoles, los balcones, las puertas, los pisos, las cerraduras de bronce, todo vino de Europa en plena I Guerra Mundial, por eso el costo es inimaginable.
De hecho, uno de los barcos que traía los materiales fue bombardeado y se hundió con todo el cargamento.
Hay unos quince tipos de mármoles, maderas de Eslavonia, lámparas de cristal de Baccarat, alfombras de todo origen, y un pequeño museo de las religiones cristiana -católica y ortodoxa-, islámica, judía y budista con objetos adquiridos por los nuevos propietarios, Sol Durini y su esposo Miguel Nougués, en sus distintos destinos como diplomáticos.
El Sans Souci en la literatura y la pantalla grande
Además de los lujosos casamientos de las celebrities argentinas, aquí también filmó Alan Parker su versión de Evita y Francis Ford Coppola algunas escenas para su película Tetro.
Quienes leyeron la novela “Aquí vivieron” (1949) de Manuel Mujica Lainez quizás logren advertir que aquí se inspiró el poeta y escritor para retratar estampas de otros tiempos.
Asimismo, hay una anécdota muy simpática alrededor del escritor argentino pero que pudo haber terminado en tragedia para él y en una gran pérdida para la literatura.
Resulta que “Manucho”, viudo de Ana de Alvear, llegó un día al palacio Sans Souci e intentó apropiarse de un jarrón de la dinastía Ming. pues consideraba una injusticia que a su mujer se le hubiera negado su debida herencia.
El último descendiente de la saga Alvear, que andaba medio loco viviendo en dos habitaciones de palacio, al contemplar aquella apropiación ilegal, disparó su arma contra el escritor aunque por suerte no dio en el blanco.
CASA DE TÉ
Los próximos encuentros serán el domingo 27 de marzo y el 3 de abril. Hay estacionamiento gratuito y el ingreso es sólo con reserva previa. Se puede consultar también por las visitas guiadas y las cenas en el Palacio en la cuenta de Instagram @palaciosanssouci
Dejá tu comentario