El secreto mejor guardado: el médico chino del Papa Francisco, Liú Ming
Desde 2004 se atiende con el experto en medicina china y monje taoísta, con quien comparte conocimientos de religión.
Se vieron por primera vez en la oficina que el Papa tenía en la catedral metropolitana, en 2004. "Me senté frente a él, y se quedó mirándome en silencio. En ese momento tuve la sensación de que me estaba transmitiendo sus pensamientos, luego me contó su problema de salud. Inmediatamente comenzamos el tratamiento con acupuntura", contó, y agregó: "Nos veíamos tres veces por semana, y cada vez se sentía mejor, hasta que su salud se recompuso".
Pero, ¿cuál es el secreto de este oriental que llegó a Argentina en 2002? "En el cuerpo mismo tenemos la misma medicina para resolver todo. Lo primer que tenemos que hacer para mejorar nuestra vida es conocer nuestro corazón", adelanta. Todo su conocimiento lo volcó en una serie de fascículos mensuales "TAO, los secretos de la medicina china".
"El Papa y yo sabemos que en el mundo hay una misma verdad. Aquí se llama Dios, en China lo llamamos Tao", explica Ming, quien nació en la ciudad de Nanjing, provincia de Jiangsu, China.
El médico y el cardenal fomentaron una relación que fue más allá de la que tiene un doctor y su paciente: intercambiaron experiencias, libros, y hasta Francisco le sugirió el nombre de su hija: María Guadalupe.
Ming, quien mañana empezará a tramitar la Visa para viajar al Vaticano y visitar a Francisco, tiene su consultorio arriba de su departamente, adonde realiza acupuntura y otros tratamientos. La consulta base cuesta 550 pesos. Si es con acupuntura 30 pesos más y si es con quiropraxia 150 pesos más.