El secreto de los "cuerpos magnéticos" - Segunda parte
Existen personas que afirman que sus cuerpos atraen diferentes objetos y se les adhieren como si fueran imanes humanos.
La rápida proliferación de casos de "cuerpos magnéticos", especialmente por parte de niños, demuestra que este fenómeno es más común de lo que se pensaba. También es revelador que así sea y encierra parte de la clave secreta de esta curiosidad.
Mi propia experiencia
Hace más de una década me topé con alguna nota sobre estos casos. Se dio en el contexto de mi búsqueda de temas para completar un curso que dictaría sobre "Psicología del Engaño". En la variada temática que abordaría no podían estar ausentes los denominados psíquicos rusos, sus supuestos fenómenos paranormales, y entre ellos estos niños que también llamaban la atención. Al ver la poca documentación existente sobre "cuerpos magnéticos", lo primero que se me ocurrió fue utilizar mi propio cuerpo para la experiencia. Tomé varias cucharas, tenedores y cucharones, y comencé a colocarlos sobre diferentes sectores de mi cara. Y ¡oh sorpresa!, resultó que los mismos se quedaban adheridos fácilmente con una leve presión.
Con igual éxito seguí probando con otros objetos y en otras partes del cuerpo. ¿Acaso yo era tan especial? En absoluto. Pero sí tengo una característica que probablemente también identifica a estos sujetos: cutis graso.
Esta molesta desventaja que no era extrema me dio parte de la solución al enigma de los "cuerpos magnéticos". La acción de mis glándulas sebáceas permitía que los objetos se 'pegaran' a mi cara y cuerpo como si tuviese un adherente natural. Repetí la experiencia después de aplicarme una crema humectante y, una vez absorbida, fue aún más fácil lograr el efecto.
Téngase en cuenta que las glándulas sebáceas "se encuentran en toda la piel, variando en tamaño y número según su localización: en la cara y cuero cabelludo son grandes y numerosas (400 a 900 por cm²), en el tronco son pequeñas y menos abundantes, incrementándose en la parte anterior del tórax y línea media de la espalda". Vaya, vaya, qué casualidad. Precisamente estas zonas del cuerpo en la que se incrementa la acumulación de sebo son las que utilizan estas personas para posar los objetos.
Tampoco es casual que haya amplia mayoría de hombres realizando estas proezas. La piel del varón genera más secreción sebácea que la de la mujer debido a la mayor cantidad de andrógenos (hormona sexual masculina) que produce y, por lo tanto, la piel masculina es más gruesa y grasosa.
Recordemos que había un detalle que señalaba el exceso de peso u obesidad en muchos de estos niños y adultos. Sabemos que toda persona en esas condiciones acumula un exceso de grasa en la piel (adiposidad) y la mayor secreción sebácea es un factor que favorece la adherencia. Igualmente, la piel grasosa no es patrimonio exclusivo de los gordos, siendo delgado (como es mi caso) también se puede tener esa cualidad.
Ni hablar si la persona es poco afecta a la higiene corporal o realiza la experiencia después de un gran trajín diario. Esto último es algo que no podemos evaluar en los videos y fotos, si bien en algunos casos se intuye, pero podrían ser decisivos a la hora de la prueba. Basta recordar la entrevista para la televisión brasieña que le realizaron al niño estrella croata, Ivan Stoiljković, donde se veía al chico correr, saltar y moviéndose por todas partes, para luego posarse los elementos sobre su cuerpo y seguramente más que transpirado.
Es más, tampoco nadie se toma el trabajo de examinar a los sujetos y descartar que no se hayan aplicado alguna sustancia o crema que facilite la experiencia.
Otros factores que colaboran
El tipo de objetos que se utilizan también inciden en el éxito de la prueba. Personalmente se me facilitó la experiencia con cucharas, cucharones y tenedores. La explicación es porque estos elementos que tienen cierta curvatura, inevitablemente ofrecen un doble apoyo sobre la piel. Por ejemplo, la cazuela y el mango de la cuchara. Además y según donde se coloque, a veces el apoyo se triplica porque el cuello del cubierto también toma contacto con la piel.
Cuando el objeto es liso, la ayuda está proporcionada por la mayor superficie del objeto. A más superficie en contacto con la piel, mayor es la posibilidad de lograr adherencia. También se observa que muchos individuos que tienen cierta prominencia abdominal y zona pectoral algo fláccida, colocan algunos elementos en ese lugar o entre ambas zonas.
A esto se suman la fricción, la sudoración y la elasticidad de la piel que muchas veces funciona como una sopapa y muy especialmente cuando ciertas zonas del cuerpo tienen flaccidez. También se observa en muchos casos que los sujetos suelen inclinarse levemente, conciente o inconscientemente, para asegurarse de que los objetos no caigan. O bien la propia contextura o irregularidad del cuerpo ayuda a que el objeto quede en un plano inclinado.Desde ya que el magnetismo está descartado puesto que muchos de los objetos que utilizan no son magnetizables (plástico, vidrio, porcelana). Por otra parte, no pueden realizar la experiencia si tienen puesta alguna prenda de vestir, hecho confirmado en otro video del niño Ivan Stoiljković. Al minuto 1:47 se observa claramente cómo Ivan intenta colocarse sobre su remera un objeto metálico, que parece o es un rulemán, y se le cae de inmediato.
Pues bien, hasta aquí tenemos más elementos que explican este fenómeno mal llamado de "cuerpos magnéticos". En resumen, nada magnético y menos aún paranormal. Pero sí cobra fuerza la conjetura que indica que el efecto es básicamente producto de la fricción, grasa, humedad y elasticidad en la piel, hecho que cualquiera puede comprobar por sí mismo si realiza la prueba que hice yo posando algunos objetos sobre la cara, hombros o pecho. Y si tiene pancita, tampoco la desaproveche.
Si a esta combinación de factores la reforzamos con otra experiencia que apoye la hipótesis planteada y con alguno de los protagonistas que presenta este efecto aparentemente curioso, todo cerraría con moño. Afortunadamente tenemos el moño y atado al cuello de uno de los máximos aliados en la lucha contra la superchería. En la próxima y última entrega tendrás la prueba irrefutable de lo sostenido.