El robo de la producción en el campo
Sucede casi habitualmente con las aceitunas u otras frutas y este año el problema se trasladó al Valle de Uco, con la cosecha de nueces. Hay gente que sustrae la producción afectando a numerosos productores que son quienes se esfuerzan y realizan las inversiones.
Es un hecho recurrente que se repite anualmente, de acuerdo con el valor de la producción. Sucede con las aceitunas, con los duraznos, las ciruelas y este año el problema afecta a los productores de nueces.
Los malvivientes, que pareciera están más informados sobre los precios del mercado que los propios productores, junto a empresarios inescrupulosos que se aprovechan de los vendedores ilegales para "bajar los costos" de las mercaderías, conforman la sociedad ideal para este tipo de situaciones que funcionan fuera de la ley.
Tiempo atrás, ante la sucesión de denuncias policiales presentadas por productores de aceitunas, principalmente de las zonas de Luján, Maipú y la zona Este, el Gobierno y representantes del sector privado avanzaron en la conformación de un operativo al que denominaron de Control de la Cosecha de Aceitunas, destinado a productores, acopiadores e industriales y la organización de control y fiscalización involucrando a la AFIP, Rentas, los municipios, la policía rural, el Iscamen, fiscalías judiciales y el ministerio de la Producción.
La operatoria consistía en un seguimiento de trazabilidad del producto para que toda persona que transporte aceitunas deba demostrar la legalidad de su origen, estableciendo si es el dueño ha delegado esa facultad de transporte.
Las exigencias alcanzaron también a los productores, quienes debieron contar con un número de RUT; a los transportistas, que debían tener guía de origen y destino de los productos; los acopiadores, que debían poseer la inscripción en la AFIP y emitir remitos o facturas y los industriales, tenían que presentar los números de RUT de las propiedades y las guías de origen y destino de la materia prima.
Este año, con las aceitunas con precios devaluados -"los valores no alcanzan ni siquiera para levantar la cosecha", se indicó en su momento- los antisociales cambiaron el objetivo de sus andanzas. Esa situación quedó reflejada en una reciente nota, publicada por Los Andes, que hicieron alusión a la denuncia presentada por productores de nueces del Valle de Uco.
Al decir de los vecinos de las zonas rurales, el lugar se ha convertido en un verdadero campo de guerra, con custodios armados recorriendo las fincas, mientras la policía debió reforzar los patrullajes. Denunciaron inclusive que quienes ingresan furtivamente a las fincas para sustraer frutas también van armados y amenazan a los propietarios o encargados. Con un aditamento: los robos se producen a cualquier hora del día.
Las autoridades policiales reconocen la situación y destacan que han reforzado la presencia de efectivos patrullando las zonas cultivadas y hasta afirman que en barrios urbano marginales circulan tarjetas de compra de nueces y del pago contado. Se indica además que hace años se elaboró un registro de productores, pero que faltaron controles.
El robo de frutas en zonas rurales es un tema que necesita de la conjunción de todos los actores de la sociedad. Desde el productor, pasando por los acopiadores, los industriales, las autoridades de gobierno y la policía, para terminar con un flagelo en el que hay un afectado directo: el propietario o encargado de la finca, que es quien hace las inversiones y se esfuerza por producir y algunos beneficiados, que son quienes actúan al margen de la ley y que merecen la sanción correspondiente.