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El ritual de las hormigas bala

Entre los más extravagantes rituales hay uno que lleva a cabo una tribu del Amazonas.

La tribu indígena Satere-Mawe, de la selva del Amazonas, Brasil, lleva a cabo un ritual cuanto menos llamativo: lo que tiene que hacer un joven para convertirse en hombre. Resulta doloroso y consiste en lo siguiente: un niño debe resistir ser picado no por una, sino por una multitud de "hormigas bala" (Paponera clavata). En caso que no estés familiarizado con este exótico insecto, he aquí un dato interesante: la hormiga bala ocupa el puesto número uno en el Índice Schmidt de Dolor por Picaduras, escala creada por Justin Schmidt que "mide" el dolor provocado por diferentes picaduras.

Algunos afirman que el dolor de la picadura de una hormiga bala es tan profundo como el que se experimenta al recibir un verdadero balazo.


En la preparación del rito de iniciación, los mayores de la tribu recolectan las hormigas en la selva. Los insectos son narcotizados y colocados en guantes especiales hechos con hojas, que son los que se van a colocar los chicos. Una vez que el efecto de la droga desaparece, las hormigas comienzan a agitarse y quieren picar a toda costa. En ese momento los niños se ponen los guantes y dejan que las hormigas laburen a gusto durante 10 minutos como mínimo. "Es lo mismo que poner las manos en el fuego", dice uno de los Satere. Pero el dolor verdadero comienza una vez que se quitan los guantes y el veneno comienza a hacer efecto. A medida que el dolor aumenta, las manos se paralizan y se ven como muñones.

La cuestión es que un intento no es suficiente para que un niño Satere se haga hombre. Debe pasar una y otra vez por este ritual hasta que consiga hacerlo sin llorar. El día que el niño no largue ni una sola lágrima, se transforma en un verdadero hombre. Algunas veces ello puede llevarle hasta 20 intentos.