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El rey cazador de elefantes

*Por Ricardo Trotti. Si algo le faltaba a la crisis española es que su monarquía -una de las más comedidas de las de Europa que siempre fue superada por los escándalos...

... de la Casa Real Británica y los accidentes del Principado de Montecarlo-, saltara a la palestra con el rey Juan Carlos quebrándose la cadera en Botsuana mientras cazaba elefantes, su nieto Felipe se disparara en un pie y que su yerno, estuviera involucrado en un caso de fraude y corrupción.

Toda la prensa española tomó partido en contra y a favor del Rey y, obviamente, se fueron por criticar o alabar la legitimidad de la monarquía, un tema de sangre azul que cada vez más preocupa a quienes creen que una democracia no necesita de una clase dirigente parásita para sostenerse.

Pero más allá de esas disquisiciones, lo importante de este caso es la falta de estándares éticos de la monarquía española. Los españoles, incluyendo el gobierno, supieron de este viaje del rey Juan Carlos porque tuvo un accidente, de lo contrario el viaje hubiera pasado desapercibido. El tema de que fue una invitación no esconde el deber del Rey de dar a conocer detalles sobre sus viajes, especialmente cuando los ciudadanos de su país están soportando una crisis mayúscula y cuando se debate en toda España el tema de la crueldad animal por las corridas de toros, algo que parece importar cuando se trata de un toro de lidia, pero no de un elefante de Botsuana.

Esta nueva acción antiética del rey Juan Carlos deslegitima a la monarquía. La acción del monarca es reprobable, especialmente cuando en una foto de un viaje anterior a África, se lo observa posando con un fusil delante de un elefante muerto.

Cuba fue una excusa

La Cumbre de las Américas terminó sin el brillo que le pronosticaban. No hubo declaración final y los temas políticos, no los importantes, como el ingreso de Cuba a este tipo de reuniones hemisféricas que piden los países del ALBA, la despenalización de las drogas que solicitó Guatemala y la soberanía de las Islas Malvinas que reclama Argentina, bloquearon los consensos que se pudieran haber conseguido. Los temas tenían que ver con cuestiones económicas y el crecimiento para el futuro.

Sin embargo, desde que el presidente Juan Manuel Santos, fue a Cuba a disculparse con los Castro por no poderlos invitar, se notó que realmente ese era el tema con los que Ecuador, Nicaragua y Venezuela tratarían de ocultar cuestiones importantes de sus países. Con Cuba y todo el ruido producido, nadie prestó atención a la falta de libertad de prensa en Ecuador, la enfermedad de Hugo Chávez de la que los venezolanos poco saben, el problema de fraude electoral ininterrumpido de los nicaragüenses y el choque de Evo Morales con grupos indígenas y de sindicalistas que lo legitimaron en el pasado.

Las ausencias de Rafael Correa, Hugo Chávez y Daniel Ortega, así como el temprano despido de Evo -igual que Cristina de Kirchner, molesta por la exclusión de las Malvinas en un texto final que nunca hubo- evidencia lo poco que los presidentes se querían exponer a lo que pasa en sus países. Favorecer a Cuba, el único que abiertamente desafía la Carta Democrática Interamericana, no habla muy bien de una cumbre democrática.

El tema de Cuba lo habíamos vivido cuando estos mismos países pidieron el ingreso a la OEA, y una vez que consiguieron el consenso se vio como Cuba desairó el ofrecimiento diciendo que no le importaba ingresar a un club que servía al colonialismo del imperio. Probablemente una vez que inviten a los Castro a una Cumbre de las Américas tengan la misma actitud, mientras tanto estas negociaciones sirven para desviar la atención y evadir los temas importantes.