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El relato kirchnerista sigue intacto

*Por Carlo Fara. Hace seis meses publicamos una columna que se titulaba "¿Qué es el relato?" (El Cronista, 9 de marzo de 2011), para identificar cuánto de los conceptos centrales del gobierno tenían eco en la sociedad. Dado que lo consideramos un tema importante en la campaña del oficialismo, lo monitoreamos a lo largo del tiempo e incorporamos nuevos enunciados.

Lo que ha sucedido entre diciembre -cuando nuestra consultora comenzó a medir el grado de apoyo de estos factores- y julio pasado, es que varios de los ítems han incrementado su nivel de aprobación:

-La Argentina está mejor ahora que en la época de Menem: empezó con 66% en diciembre y alcanzó el 74% en julio

-Ahora hay más industrias que en la década del 90: pasó del 59 al 71%

-Los medios de comunicación actúan como partidos políticos: con oscilaciones se mantiene en el 63%

-En la Argentina se está aplicando un modelo productivo: oscila entre el 54 y el 60%

-Ahora hay un gobierno que se ocupa de los que menos tienen: pasó del 58 al 63 %;

-Este es el primer gobierno que redujo la deuda externa para lograr mayor independencia externa: pasó del 63 al 71%

-Es el primer gobierno que no sigue las directivas del FMI y EEUU que nos llevaron a la crisis: pasó del 60 al 67%

-El gobierno es el primero que va a fondo contra las corporaciones: aquí bajó del 56 al 49%

-La decisión del gobierno de no reprimir con las fuerzas de seguridad es una muestra clara de la no criminalización de la pobreza: oscila entre 47 y 49%

Cuando hemos expuesto estos enunciados hemos recibido habitualmente la crítica de que son frases de sentido común. En todo caso nadie puede negar que sean posiciones que sostienen quienes adhieren al kirchnerismo, o que literalmente la han expresado algunos de sus principales exégetas. También se ha criticado que faltan otros enunciados, como por ejemplo, la inseguridad es una sensación. Lo hemos incluido, y obviamente el 76 % se manifiesta en desacuerdo, resultado obvio.

El grado de acuerdo de estos enunciados sin duda ha incidido en el importante triunfo que ha logrado la presidenta el 14 de agosto. Está visto que en los 6 meses previos, el relato lejos de debilitarse, está claramente consolidado. Por supuesto que todo sería puesto en cuestionamiento si no contase con un marco económico tan favorable. El tema del relato ha llevado a un interesante debate que se ha dado en la primera parte del año sobre si se había conformado una hegemonía kirchnerista (debate que se puede seguir en el blog de CIPOL, Centro de Investigaciones Políticas). Al respecto creemos que:

1) El relato K es algo que se me empezó instalar en la opinión pública hace no más de 3 años, posterior a la crisis del campo. Es un fenómeno extraño, ya que la mayor adhesión a un proceso político se da en su primera etapa, no cuando parece que entra en decadencia.

2) Previo a la crisis del campo no existía un relato tan articulado (evangelio), ni había tantos difusores activos (evangelistas). Una religión -figuradamente- se forma con un mesías, un evangelio y evangelistas. Néstor Kirchner era el líder, pero faltaban los otros dos factores.

3) Este relato tiene más que ver con la matriz cultural argentina, claramente más volcada a una adhesión a un Estado fuerte, y autónomo de los grandes centros de poder mundiales.

4) Este relato tiene una adhesión simbólico - afectiva que no tenía el de los 90. Aquél lograba un apoyo pragmático. Por eso el actual tiene muchas probabilidades de perdurar en el tiempo.

La penetración en la sociedad del relato del gobierno es mucho más intensa de lo que se podía suponer a priori. Veamos solo un par de ejemplos. Respecto a que "La Argentina está mejor ahora que en la época de Menem" lo sostenía el 58% de los votantes de Menem, el 60% de Binner, el 52% de Duhalde, el 57% de Carrió y el 40% de Rodríguez Saá. Y respecto a que "Ahora hay más industrias que en la década del "90", lo creían el 51% de Alfonsín, el 55% de Duhalde y el 72 % de Binner.

Está visto que los votantes no kirchneristas tuvieron fuertes dificultades para identificarse con un relato opositor. Tal cual lo afirmamos en marzo "lo que está sucediendo es que, por el momento, para la sociedad existe un solo relato al cual prestarle atención". Es muy difícil convertirse en protagonista de la política si solo se es un comentarista del relato ajeno.