El reencuentro de Rago y Carámbula

Algunos podrán darle una segunda lectura o interpretación, y hasta se animarán a hablar de un indicio de reconciliación. Una hipótesis que suena aventurada, aunque volver a verlos juntos, públicamente, no deja de llamar la atención. El domingo 18, confundidos entre el gentío que suele almorzar ese día de la semana en Palermo Hollywood, Pablo Rago (38) y María Carámbula (41) compartieron un apasionante mano a mano en la vereda de la parrilla La Dorita. No estaban solos, sino que los acompañó un ser muy especial, capaz de hacerlos renunciar a cualquier diferencia y unirlos en pos de su bienestar. Vito (8), el hijo de ambos, rebosaba de felicidad por ver a sus padres charlar e intimar como en las épocas en que estaban juntos.

Eran las 14:30 del domingo cuando el trío llegó al concurrido restó de Costa Rica y Humboldt. Se sentaron en la vereda y los cortes de carne comenzaron a aparecer.

Todo era armonía, complicidad, y tanto el actor como la actriz estuvieron muy pendientes de todo lo que hacía Vito. La camarita pocket fue un elemento más de unión, ya que Pablo como su heredero, chocho con jugar a ser fotógrafo, se divirtieron sacando instantáneas.

Fueron casi dos horas de tertulia y plena atmósfera familiar. En ningún momento, María se quitó el abrigo que la protegía del ambiguo clima preprimaveral. Porque si bien el viento generaba fresco, la temperatura fue excusa suficiente para seguir el meeting, a las16:30, en la heladería de enfrente. El conductor de TVR se sacó las ganas, tentado quizá por el que se había comido su hijo en el postre, y sació su paladar dulce. Fue el prólogo de la despedida de una tarde diferente, plena de sentimientos encontrados pero con una garantía de que valió la pena: Ver el rostro de alegría de Vito, el gran beneficiado por el reencuentro.

Desde que se separaron, a fines de 2004, el actor de "El secreto de sus ojos" y la actriz de "El Elegido", por momentos, profundizaron aun más los problemas que los distanciaron.

Por eso sorprendió esta salida, una prueba cabal de que la relación ha mejorado. Y mientras Rago desde hace un tiempo tiene pareja estable, Eugenia (ajena al ambiente artístico), a María se la vio últimamente cerca de algunos candidatos. El polista Ignacio Azumendi, primero, y el empresario Ernesto Gutiérrez, más recientemente, son los dos más firmes aspirantes a ocupar su corazón. Aunque ella se manifiesta cómoda con su soltería, amparada por el amor incondicional de sus dos hijos, Catalina y Vito, en un futuro el tiempo dirá si este almuerzo a la vista de todos fue el comienzo de un posible revival o la confirmación, nada desdeñable, de un afecto recuperado y estimulador.