El rayo láser que acabará con Superman
Puede dejar tuerto o ciego a un satélite. Dicen que su luminosidad supera 8000 veces a la del Sol. Lo peor: por su precio está al alcance de cualquiera. ¿Marketing viral o realidad?
Podría haberlo inventado su archienemigo Lex Luthor, pero la compañía que asegura haber desarrollado este equipo es la Wicked Lasers.
Los láser de la serie S3 Krypton tienen un alcance de más de 135 kilómetros, lo que les permitiría salir de la atmósfera y mojarle la oreja a los satélites artificiales, cinco modos de uso y un sensor que advierte sobre el exceso de calor y regula automáticamente el láser para evitar que colapse.
Construido en aluminio, el láser que lleva el nombre del planeta natal de Superman viene en diferentes formatos, el más barato de los cuales sale 299.99 dólares para la versión de 300mW.
Mientras Wicked Lasers se jacta de que su invento tiene 1W de potencia (esto es, un brillo de 86 millones lux o, lo que es lo mismo, 8000 veces más que mirar directamente al Sol) muchos se preguntan si el prototipo no es una picardía para hacer pinchar el link de la empresa.
Nosotros abrimos el interrogante para que nuestros lectores más beligerantes (y más pacifistas, alguien deberá evitar el desastre) inicien su propia investigación.
Los láser de la serie S3 Krypton tienen un alcance de más de 135 kilómetros, lo que les permitiría salir de la atmósfera y mojarle la oreja a los satélites artificiales, cinco modos de uso y un sensor que advierte sobre el exceso de calor y regula automáticamente el láser para evitar que colapse.
Construido en aluminio, el láser que lleva el nombre del planeta natal de Superman viene en diferentes formatos, el más barato de los cuales sale 299.99 dólares para la versión de 300mW.
Mientras Wicked Lasers se jacta de que su invento tiene 1W de potencia (esto es, un brillo de 86 millones lux o, lo que es lo mismo, 8000 veces más que mirar directamente al Sol) muchos se preguntan si el prototipo no es una picardía para hacer pinchar el link de la empresa.
Nosotros abrimos el interrogante para que nuestros lectores más beligerantes (y más pacifistas, alguien deberá evitar el desastre) inicien su propia investigación.