Las clases volverían recién en agosto y, al principio, solo en séptimo grado de la primaria y el último año de la secundaria (5° o 6° según la escuela). En una segunda etapa se incorporarán los chicos de primer grado. Y luego, de a poco, el resto. El documento final con el protocolo sería presentado a las autoridades nacionales a principios de julio, para su autorización.
Desde el punto de vista de la organización escolar, la propuesta que más ganó terreno es el modelo israelí. Consiste en dividir a la escuela en dos. La mitad de los chicos irían cuatro días seguidos, de lunes a jueves; y después estudiarían en sus casas 10 días. A la semana siguiente iría la otra mitad del colegio también de lunes a jueves, y luego se quedarían en casa 10 días.
Lo que se busca con este modelo es que, si llega a haber un contagio, pueda ser más fácil aislar a los chicos infectados en grupos. Además, se cuenta con 10 días para poder determinar si surgen síntomas en algunos chicos que quedan por ese tiempo en sus casas.
Este esquema también sirve para no saturar tanto a los docentes.
La idea es que aquellos maestros o profesores que no pueden asistir en forma presencial por estar dentro de los grupos de riesgo puedan dar clase, en forma virtual, a aquellos chicos que están diez días seguidos en sus casas.
Una de las principales preocupaciones es qué pasará con aquellos chicos cuyos padres tienen que volver a trabajar en forma presencial. ¿Cómo se resolverá la cuestión de los diez días de clases virtuales?
Tanto el desayuno como la merienda se darán en las aulas, de modo de no usar los comedores.
Los funcionarios de Educación están esperando que desde Salud les digan si está bien que haya 2 metros de distancia entre el pupitre de un chico y el de otro. Si se llegara a necesitar más espacio, se contempla que las escuelas sean divididas en 3 partes en vez de 2.
Los ingresos serán escalonados, cada 10 o 15 minutos. No se va a permitir que ningún chico lleve a la escuela juguetes o pelota ni nada de la casa que no tenga que ver con las actividades escolares. Los recreos serán en tandas, con pocos chicos y se instrumentará un estricto control en el ingreso y dentro de los baños.
También falta el visto bueno de salud, pero la idea es que todos los chicos usen barbijos, desde los 7 años para adelante.
Además, los pupitres serán de cada chico. Y no podrán cambiarse por otro. Además, habrá que garantizar que sea completamente desinfectado de una jornada para la otra. Lo mismo con todos los elementos de computación. Se deberán extremar las medidas de limpieza, antes y después de usarse.
El transporte es una de las principales preocupaciones. En el protocolo que se está estudiando se establece que los micros escolares deberán reducir la cantidad de chicos que lleven, y que no deberá haber más de dos chicos por cada hilera de asientos.
Desde lo pedagógico, no hay avances tan concretos. Lo que se buscará es que la mayoría de los estudiantes completen este mismo año el material educativo correspondiente al ciclo lectivo 2020, sin que pase nada para el año 2021.
Para eso, desde el Ministerios de Educación porteño ya habían firmado una resolución con los contenidos prioritarios de cada grado y año. Todavía no hay definición con respecto a si volverán, o no, las calificaciones numéricas.
Los docentes tendrán que volver a la escuela dos semanas antes de que recomiencen las clases para trabajar en la nueva planificación del ciclo lectivo.
Para definir todos estos aspectos de la vuelta a clases, el Ministerio de Educación porteño está trabajando en cuatro “mesas”. La del protocolo sanitario con médicos infectólogos; la mesa de la organización del sistema: con directivos, especialistas, gremios y personal no docente; la encargada de elaborar la propuesta pedagógica para la presencialidad: con especialistas, directivos y docentes; y la del “consenso social para la vuelta”: con especialistas, alumnos, padres, directivos y docentes, gremios y personal no docente.
La mesa del protocolo sanitario está trabajando en el análisis del modelo israelí, las pautas de distanciamiento generales y disposición del aula, las barreras anti-contagio según los niveles, la desinfección de la escuela y rutinas de limpieza, la desinfección de las prendas y efectos personales, y el protocolo en caso positivo de detectar casos de Covid-19 (secuencias de tareas de ejecución automática).
La mesa de organización del sistema está avanzando con la organización interna de las escuelas, limpieza y mantenimiento; el comportamiento esperado de los alumnos, la organización de los docentes en función de la propuesta presencial-virtual, la duración de la jornada, el escalonamiento de horarios de ingreso y egreso, cómo implementar el servicio alimentario, y la capacitación a equipos de conducción, docentes y no docentes.
La mesa de la propuesta pedagógica trabaja en el proceso de nivelación de contenidos, la obligatoriedad o no de la vuelta a clases, la reconstrucción de los vínculos entre los alumnos, cómo serán las evaluaciones, la articulación entre los niveles para que los chicos puedan cerrar el ciclo de la mejora manera, las orientaciones para clases de educación física, laboratorios, talleres, recreos, el rol del recreo y de los programas socioeducativos.
Por último, lo mesa de “Consenso Social para la vuelta” está trabajando sobre qué variables deberían contemplarse para definir la población que vuelve (¿qué hacer con los padres que tienen que trabajar?), la comunicación al sistema y a las familias, las expectativas de los actores del sistema, y cómo trabajar los miedos que puedan aparecer en los alumnos.
Desde el Gobierno porteño también dicen que trabajarán mucho en los aspectos emocionales de los docentes, a través de distintas actividades virtuales de acompañamiento y, eventualmente, con la asistencia de profesionales de salud mental.
Dejá tu comentario