El problema de River es River
Desmoralizado, derruido y hasta bífido, el conjunto Millonario se topa con el día más importante de sus 110 años de existencia: la Promoción. El rival: Belgrano. El obstáculo: RIVER...
Por Mariano Bertotto
Twitter: @MarianoBertotto
Algo que sonaba utópico años anteriores hoy se convirtió en realidad. Producto de consecuentes fallos, imprudencias y acciones de impericias, River está atravesando un temible proceso de devastación institucional. Mal en lo económico, pésimo en lo deportivo y arruinado en lo espiritual, este club que supo estar en lo más alto a nivel mundial hace poco más de 20 años, en pocos días podría dejar de pertenecer a los 20 equipos de Primera División.
El conjunto Millonario está en peligro de caer al abismo y en estas dos finales se juega su historia. El miércoles a las 21 horas jugará el partido de ida, en Córdoba, mientras que la vuelta será el domingo, en la caldera del Monumental. Pero cuál es el problema de River, ¿Belgrano o el mismo River?
El conjunto de Juan José López viene de capa caída. Si bien en un principio exhibió un juego sólido en defensa y activo en el ataque, el cual lo mantuvo en los puestos de arriba en el Clausura, en mitad de torneo se produjo el declive que terminó con la mísera actualidad: zona de promo.
River no conoce lo que es ganar desde hace aproximadamente dos meses, cuando venció de forma ajustada por 1-0 a Racing. Aquella fecha 12 fue la que todo hincha Millonario se vio fuera de descenso, Promoción y hasta añoró el ingreso a la Sudamericana. Pero a partir de ahí, todo se demolió.
En las siete jornadas restantes, los de Núñez rasguñaron cuatro empates y cosecharon tres derrotas. Y en sólo un partido no le convirtieron goles, mientras que en ninguno hizo más de un gol.
Pero no sólo eso. La conexión dirigencia-cuerpo técnico-jugadores está en su peor momento y hasta se evaluó que el mandamás Daniel Passarella si hiciera cargo del equipo. El Kaiser estuvo metiendo mano en algunos partidos (incluyó a Diego Buonanotte –peleado con JJ-) pero tampoco le dio éxito. Por eso, para estas últimas finales no le queda otra que rezar a que la relación quebrada en toda la institución no se demuestre en el campo de juego. ¿Podrá salvarse del descenso o esto será sólo el principio de una catástrofe Monumental?