El poder en las sombras
*Por Franco Mizrahi. Se conocen desde los 6 años. No tiene cargos formales, pero su palabra define en la gestión y en la estrategia del Pro. Por qué le aconseja a su amigo que abandone sus aspiraciones presidenciales y se quede en la ciudad. Negocios y miedos.
Entré al despacho de Mauricio porque tenía una reunión a solas con él. Cuando me recibió, a su lado estaba Nicolás Caputo", recordó alguien que supo tener acceso a los espacios de poder del Pro en los primeros años de gestión. Esta anécdota ilustra el rol protagónico que siempre tuvo "Nicki" –como lo apodan sus amigos– en el círculo íntimo que aconseja a Macri.
Esa mesa chica está conformada también por el secretario del Pro, José Torello, y otros funcionarios de ocasión como pueden ser el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, o el asesor Jaime Durán Barba. Pero nadie influye tanto en la toma de una decisión del alcalde como su amigo de toda la vida, su "hermano adoptivo", su ex socio: Nicolás Martín Caputo, justamente quien hace tiempo viene aconsejándole bajarse de la candidatura presidencial para dar pelea en la ciudad de Buenos Aires.
La amistad de Nicki (52 años) y el actual jefe de gobierno porteño comenzó en el colegio Cardenal Newman, cuando tenían 6 años. Desde entonces, fueron construyendo una relación que se hizo cada vez más fuerte con el tiempo. "Nuestra amistad nació en primer grado, éramos muy inocentes y nos hicimos muy amigos –rememora Caputo en el libro El Pibe, una biografía de Mauricio Macri escrita por Gabriela Cerruti–. A los dos nos gustaba mucho el fútbol y gracias a eso generamos una ligazón que se mantiene hasta hoy. Yo jugaba de fullback y él de delantero." Cursaron juntos la primaria, la secundaria y los primeros años universitarios en la carrera de Ingeniería. Macri logró recibirse mientras que Caputo abandonó la facultad para dedicarse a los negocios. Y no le fue nada mal.
Un acontecimiento trágico fue el que terminó de sellar la relación entre ambos: cuando secuestraron a Mauricio Macri, el 23 de agosto de 1991, entonces presidente de Sevel S.A., Nicolás Caputo fue el responsable de la entrega del dinero del rescate. Fue un 2 de septiembre, veinte años atrás. Desde entonces, compartirían muchos momentos trascendentales de sus vidas.
"Tuvimos altibajos porque él se casó antes, yo estaba de novio, entonces nos veíamos menos –contó Nicki sobre su histórica amistad con el jefe de gobierno–. Pero cuando me casé, él vino con Yvonne Bordeu (la primera mujer de Macri) de luna de miel con nosotros." El tiempo pasó y para las terceras nupcias del líder del Pro –en la que se unió a Juliana Awada–, Caputo fue uno de los testigos. Durante la ceremonia en Costa Salguero, a fines del año pasado, las cámaras registraron al empresario sentado, elegante, en primera fila. A su pesar, claro, ya que Caputo es un cultor del bajo perfil. Aunque muchos lo consideren el "jefe de gabinete en las sombras", no se lo conoce mucho públicamente. No da entrevistas y les escapa a las fotos. Aquel mediodía festivo no pudo oponer resistencia.
Como si se pusieran de acuerdo en todo, Macri anunció que iba a ser papá al poco tiempo de que naciera el primer hijo del segundo matrimonio de Nicki (hoy en pareja con Agustina, aunque es padre de tres hijos más con su primera mujer).
Además de amigo y hermano adoptivo, Caputo también fue socio de Macri. Todo se remonta al primer negocio que realizaron juntos: la creación de la empresa Mirgor, en 1983. Se trata de una firma que producía aires acondicionados para autos pero que hoy se expandió "a la fabricación de equipos de refrigeración domiciliaria, microondas y telefonía celular", según se desprende de su sitio web. Fue el primer proyecto que encararon los dos amigos, independizados de sus familias millonarias. Nicki le había sugerido a su amigo que de esta forma podía despojarse de las presiones de su padre. Pero la sociedad entre ambos caducó en 1994, cuando Macri vendió sus acciones. No obstante, la empresa creció tanto que hoy, a través de otras dos firmas, está asociada a Whirlpool y Nokia.
Lejos de Mirgor, el día en que Macri se sintió, por fin, liberado de su padre Franco fue cuando asumió la presidencia de Boca Juniors. Durante su paso por el club de la Ribera pocos registraron las huellas de Caputo. A través de un Fondo Común de Inversión, Nicki realizó negocios en la compraventa de jugadores. Por ejemplo, aportó dinero para la adquisición de Martín Palermo.
Caputo siempre estuvo al lado de su amigo, aconsejándolo, acompañándolo y haciendo negocios, para lo cual tiene una veta especial. Y no iba a desaparecer cuando Macri decidió saltar a la política. Durante la campaña electoral, "Nicki fue el encargado de atraer a los aportantes", recordó un político que lo conoció de cerca. E hizo mucho para que Macri llegara a la jefatura de gobierno. Pero no pudo disfrutarlo porque el mismo día en que su amigo ganó los comicios de la primera vuelta para la alcaldía porteña, en 2007, su hermano José Luis fallecía en una cancha de fútbol, como consecuencia de un paro cardíaco. Igualmente, Caputo pasó fugazmente por el búnker Pro y se fundió en un largo abrazo con su amigo.
Un vez que Macri aterrizó en Bolívar 1, su confidente tenía –y lo sabía– su espacio de poder reservado. Cuando su protagonismo en la mesa chica del Pro se hizo evidente, Macri intentó legalizar la situación nombrándolo como asesor "ad honorem". Fue a través de un decreto del 31 de diciembre de 2007. Pero el jefe de gobierno porteño no hizo más que desatar un escándalo. Como Caputo era contratista del Estado porteño por varios millones de pesos, tenía prohibido por ley ser funcionario público. Entre otros episodios, Caputo fue sindicado de haber gestionado una reunión entre Macri y Amadeo Genta, dirigente del gremio de los empleados municipales, para destrabar un conflicto en el que se discutían más de 2.400 cesantías en la ciudad de Buenos Aires. La gestión de Mauricio apenas comenzaba y el propio Nicki renunció para evitar que la polémica siguiera en ascenso.
La denuncia lo alejó formalmente –pero no en los hechos– de la gestión porteña. "Sin necesidad de ningún nombramiento –escribió Caputo en su carta de dimisión del 18 de enero del 2008–, haré todo lo que esté a mi alcance para colaborar con usted", en referencia a su amigo de la infancia. Y así fue. Caputo sigue siendo un hombre de consulta –y acción– permanente. "Nicki está en el gobierno pero no se lo ve", asegura un político que trató con él.
Con motivo de su amistad, los encuentros de Mauricio y Nicolás son constantes pero no son públicos. "Con Mauricio nos vemos tres o cuatro veces por semana", había asegurado Caputo en el libro de Cerruti. Los lugares de reunión varían entre la casa de del alcalde, la propiedad del empresario en el country Newman –donde también Torello tiene una propiedad– y sus oficinas en Paseo Colón al 200. Es que a Nicki no le gustan las reuniones en lugares públicos. Por eso otro sitio donde suelen conversar sobre la situación del país y planear las estrategias políticas a desarrollar en la ciudad es en el Buenos Aires Golf Club, que hace las veces de una casa más ya que es propiedad de los Macri.
No es por azar que uno de los sitios privilegiados sea un club de golf. Este deporte atrapa la pasión de muchos ex Newman. El último torneo entre amigos se realizó en el Marayui Country Golf, a minutos de Mar del Plata, el jueves 7 de abril.
Haciendo Buenos Aires. "Caputo es un generador de negocios para la ciudad", afirma un ex legislador porteño. Su trayectoria personal así lo demuestra. Tiene contratos millonarios con la ciudad de Buenos Aires, muchos de los cuales se realizaron en gestiones gubernamentales anteriores, es cierto. Desde 1938, la familia Caputo se dedica a la construcción a través de la firma Caputo S.A., una de las constructoras más grandes de la Argentina y que tiene contratos con el gobierno porteño desde la década del ’70. Pero no menos cierto es que otros muchos contratos se hicieron durante el gobierno de su amigo Mauricio. Por ejemplo, la reparación de 14 escuelas por 30 millones de pesos y obras de bajo nivel de los ferrocarriles. Caputo esgrime en su defensa que hace un tiempo que no posee más acciones de la histórica empresa.
Sea como fuere, cuando Macri asumió al frente de la alcaldía, Caputo S.A. ya había sido elegida para levantar el Centro Metropolitano de Diseño y la sede de la Orquesta Filarmónica en el edificio de la Ciudad de la Música, entre otras obras. También tenía vínculos con el Ministerio de Planificación Federal, por ejemplo, para la refacción del Hospital Posadas.
Pero no todo se reduce a la construcción. Otro de los negocios en los que la familia Caputo está consolidada es en el rubro energético. Justamente, José Caputo, el hermano de Nicki que falleció dramáticamente el mismo día que Macri ganó las elecciones en primera vuelta, era uno de los directores de Sadesa, una fuerte operadora del sector.
Sin embargo, quienes se oponen a su poder no lo atacan fundamentalmente por estos vínculos sino que lo acusan de supervisar una gran cantidad de negocios de la ciudad, que van más allá del rubro inmobiliario.
Su perfil de hombre misterioso y su casi nula exposición alimentan todo tipo de corrillos. Entre las versiones que trascendieron en el último tiempo figuran aquellas que lo vinculan con el negocio del juego. Esta versión se hizo pública cuando Gabriela Michetti cuestionó un convenio sobre el juego que se había suscripto entre el Gobierno de la Ciudad y el gobierno nacional. Se hablaba de una reunión entre referentes de los dos gobiernos. En representación de la gestión macrista habrían estado Caputo y Torello. Por el lado del empresariado afín al kirchnerismo se mencionó a Cristóbal López.
Lo cierto es que Nicki es uno de los miembros del círculo íntimo que más presiones está ejerciendo sobre Macri para que se baje de su candidatura presidencial. Y entre los argumentos políticos también aparecen los de motivación económica: "Si Macri no juega en la ciudad –explica una fuente de llegada al empresario–, Caputo perdería la gran mayoría de los negocios que tiene". Aunque Caputo no es el único. Torello y Durán Barba son otros dos asesores que creen que las elecciones presidenciales son prácticamente irremontables.
Sin embargo, la puja de intereses abarca a todo el arco del Pro. Desde el sector michettista esgrimen que entre quienes fogonean que Macri baje su candidatura presidencial está Rodríguez Larreta, que no lo hace de manera inocente sino que se ve superado en las encuestas por Gabriela Michetti y, al postular una reelección de Macri en la ciudad lograría conservar el poder que supo conquistar. No obstante, fuentes cercanas a Michetti no niegan un microclima que envuelve a cierto sector del Pro y donde prevalece la idea de que Macri pelee en Capital.
Lo cierto es que los consejos de Caputo no son azarosos. Según las últimas encuestas, el Pro no logra despuntar en la ciudad de Buenos Aires y el panorama se complica para todos los candidatos de la ola amarilla. A esto se agrega que Macri no puede descontarle puntos a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la intención de voto a nivel nacional, lo que genera un panorama muy delicado para el macrismo.
Ante estas circunstancias se postulan los siguientes escenarios:
- Macri como candidato a presidente y Michetti o Larreta en la ciudad. Ante el escenario desfavorable en los comicios nacionales y el riesgo de perder la ciudad en un ballottage –ante un Pino que decidiese bajarse de las presidenciales o un candidato K fortalecido–, la incógnita que se abre es qué sucederá con el Pro de concretarse esta hipótesis. El temor a que esto suceda hace que se abra un segundo escenario.
- Macri como candidato a reelegir en la ciudad. De ganar aunque más no sea en un ballottage (en la ciudad, para ganar en primera vuelta hay que superar el 50 por ciento de los votos) abriría una posible estrategia del Pro a largo plazo: pensar en la Casa Rosada para el 2015. Cristina no podría reelegir y habría cuatro años más para instalar la candidatura nacional del máximo referente del partido. La incógnita es qué sucede si Macri baja a la ciudad y pierde en un ballottage. Esto lleva a un tercer escenario.
- Macri como candidato en la ciudad y en las presidenciales de octubre. Es decir, un desdoblamiento. Este es el nuevo escenario que se estaría midiendo en el Pro. Sobre todo, se evalúa cuál sería el precio a pagar entre los porteños de arriesgar esta estrategia.
Esta es la encrucijada en la que hoy se encuentra el jefe de gobierno porteño. Las palabras de su amigo, su socio, su confidente, son contundentes: sea como fuere, no perder la ciudad. Por eso, lo impulsa a dar batalla por la reelección. Hasta los días previos al 21 de mayo, día en que cierre la presentación de las listas a jefe porteño, la estrategia del Pro no estará cerrada.