El peso es la moneda que más se debilitó en toda la región
* Por Pablo Wende. El tipo de cambio subió más del 4 por ciento, en otros países sigue revaluación.
El tipo de cambio marcha en la Argentina a contramano de lo que sucede en prácticamente todo el mundo. Y esta tendencia que ya estuvo presente en 2010 se mantiene, pese a muchos pronósticos en 2011.
Mientras el dólar subió contra el peso más del 4% en lo que va del año, pasó todo lo contrario en el resto del mundo. Tanto las monedas de países desarrollados como de emergentes continúan revaluándose en relación con la divisa norteamericana. Ni el tsunami japonés ni la dura crisis de deuda europea impactaron demasiado en el mercado cambiario, ni permitieron la recuperación de la divisa norteamericana, que se mantiene débil como viene sucediendo en los últimos años.
La revaluación de las monedas en mercados emergentes, y en particular en América Latina, era predecible. Fue poco lo que pudieron hacer los bancos centrales para prevenir estos movimientos. En consecuencia, el real brasileño se mantiene muy firme, y ayer el dólar cerró en un nivel mínimo de los últimos años: por debajo de 1,54, lo que representa una caída superior al 7% en lo que va de 2011.
Pero este fenómeno no es exclusivo de Brasil ni mucho menos. Desde el peso mexicano hasta el chileno, pasando por el uruguayo, continuaron subiendo en relación con el dólar.
¿Cuáles son los motivos que impulsan esta tendencia? Claramente, la principal explicación pasa por el fuerte ingreso de capitales que continúa fluyendo hacia los países emergentes. Y si bien los distintos gobiernos buscaron aumentar la compra de divisas, las intervenciones fueron limitadas para no generar mayor emisión monetaria.
Suba
Otro aspecto clave fue la suba de las tasas de interés, un fenómeno que se expandió desde China hasta Brasil, pero pasando por casi todos los países emergentes. De esta forma, los bancos centrales buscaron ponerles un freno a las presiones inflacionarias generadas por el aumento de los precios de las materias primas. Claro que ese aumento de los rendimientos terminó atrayendo más capitales.
Algo de esto es también lo que sigue impulsando al euro, a pesar de la debilidad de muchos países por los altos niveles de endeudamiento. Pese a este tembladeral, como el Banco Central Europeo aumentó ya dos veces la tasa de interés de referencia, lo que genera es atraer mayor cantidad de capitales. En cambio, Estados Unidos mantiene las tasas en niveles mínimos, desalentando la inversión en dólares.
En este contexto, prácticamente cae de maduro por qué el peso argentino es una de las monedas más débiles en lo que va de 2011. A diferencia de los vecinos, en la Argentina es creciente la fuga de capitales. En los primeros seis meses de este año arañó los u$s 10.000 millones, cuando en todo 2010 había llegado a u$s 11.500 millones.
Además, la tasa de interés en pesos se mantiene en niveles bajos, sobre todo en términos reales. La inflación duplica lo que pagan los bancos. Por ambos motivos, la tendencia no es a la revaluación de la moneda, sino a su depreciación. El dólar acumula una suba del 4%, cuando todo el año pasado había aumentado un 4,5%. De esto se desprende que el ritmo de devaluación se aceleró en relación con el año anterior.
Pedirles a los ahorristas e inversores que no apuesten al dólar, tal como hizo Cristina de Kirchner la semana pasada, es mucho más complicado con estos antecedentes. Resultaría mucho más fácil apostar por la moneda local si ésta se mantuviera o si se revaluara. Pero es mucho más complicado cuando, por el contrario, todo indica que continuará perdiendo terreno.
No obstante, la caída del peso en lo que queda del año (o, lo que es lo mismo, la suba del dólar) será suave en los próximos meses. El Banco Central mantiene un fuerte poder de fuego, con reservas importantes. Y la orden de la Casa Rosada es evitar cualquier sobresalto cambiario hasta las elecciones.