El perro volvió a morder al hombre
* Por Ricardo Kirschbaum. Hay un viejo proverbio en el periodismo que dice que si un perro muerde al hombre no es noticia; si el hombre muerde al perro, es noticia.
¿Cómo podemos aplicarlo al fallo judicial que absuelve a Carlos Menem y a otros 17 acusados del cargo de contrabando de armas a Croacia y Ecuador? ¿Quién es el perro y quién es el hombre, en este caso? ¿Y quién muerde a quién? La noticia (el hombre muerde al perro) es que por primera vez en la historia de la democracia, un ex presidente fue juzgado por un tribunal oral . La acusación fue gravísima por un escándalo que, presumiblemente, incluiría la voladura de una ciudad cordobesa, Río Tercero, para ocultar pruebas. Fue evidente, además, que armamento pesado y liviano fue desviado de su destino aparente (que consta en decretos presidenciales secretos) para ser vendidos a países en guerra: Croacia, que combatía por su independencia de la ex Yugoslavia, y Ecuador, enfrentado por una cuestión de límites con Perú. La Corte, en su composición anterior, alivianó el caso y lo redujo al delito de contrabando.
Ahora, luego de 16 años, los jueces determinaron la absolución de todos los acusados de contrabando. Si la Argentina no tuviera antecedentes en la materia, el fallo no habría sorprendido a nadie . Pero realmente dejó a muchos estupefactos. El perro, otra vez, mordió al hombre . Podrá haber escándalo por la decisión pero, en el fondo, nada cambió en las reglas del mundo del poder.
Es cierto que, como dice Eugenio Scalfari, a los hombres no les gusta verse retratados mientras muerden a un perro y hacen lo indecible para no verse en esa situación. Esa ironía del gran periodista italiano calza con esa creencia popular de impunidad que la gente le atribuye, justa o injustamente , a los políticos.
El único responsable entonces es Daniel Santoro , periodista que publicó en Clarín su investigación sobre el caso, trabajo que fue premiado internacionalmente. Su intento de mostrar a los hombres mordiendo al perro fue frustrado . Pero su trabajo fue magnífico.