El peronismo que viene
*Por Arturo Lafalla. Dicen las encuestas conocidas que si no ocurre algo excepcional nos encaminamos a un nuevo triunfo electoral del peronismo con Cristina Kirchner como líder. Me parece entonces oportuno contribuir a dilucidar cómo será ese peronismo.
Difícil decir qué es lo esencial del mismo, y que ello sea aceptado sin mayor discusión. Corro el riesgo, y me detengo en tres puntos que creo centrales: transgresor, del lado de los más débiles y pacífico, como virtudes, porque otros nos definen por nuestros errores, que no son pocos.
Así nació, allá por el '45, casi en el poder, estuvo en él a partir del '46.
Soportó con increíble capacidad de sobrevivencia todas las formas imaginables de persecución desde el '55 al '73 y desde el '76 al '83. Volvió al poder, siempre por los votos, como la primera vez, acostumbrándose a él.
Muchos dicen que a este país sólo lo puede gobernar el peronismo. Hipótesis ésta que de ser confirmada resultaría trágica para el país y para el peronismo.
Nada mejor para una democracia en serio que la posibilidad de alternancia entre distintos partidos o movimientos políticos.
El peronismo que viene tiene que ser fiel a lo mejor de su origen: transgresor, del lado de los más débiles y pacífico.
Transgresor significa capaz de proponer y ejecutar un orden social distinto al existente, y obviamente mejor, más justo, aunque jamás perfecto, como no lo es ninguna creación humana, y menos como modelo social.
Transgresor significa capaz de cambiar la normativa vigente, pero dentro de la legalidad existente, con la fuerza del consenso social que genera y con los votos.
Transgresor significa hacer lo que otros no se animaron, por ejemplo que haya una justicia efectivamente independiente de los sectores en pugna; o implementar sistemas de control de lo público que arrinconen la corrupción a donde otros no se animaron a llevarla; o dictar normas que eliminen los privilegios que genera la concentración económica enfrentando a los beneficiarios de la misma, y todo ello en paz.
Del lado de los más débiles. Hoy tenemos nuevos débiles: los marginales, los sin empleo, los chicos que en la devaluada escuela pública no reciben la educación que les permitirá competir con los que reciben mejor calidad educativa, los chicos que no reciben todas las vacunas y nutrición, los pequeños emprendedores de las distintas actividades económicas que van siendo marginados por la creciente concentración económica, etc., etc. Los débiles de hoy, no son los débiles del '45. Ejemplo claro, el movimiento obrero organizado. ¿A quien se le ocurriría pensar que el Sindicato de Camioneros y su titular están entre los débiles de este país?
Pacífico significa un defensor y cultor del estado de derecho, todo con la ley en la mano.
El riesgo del peronismo hoy es que en nombre de los antiguos débiles consolide una nueva élite dirigente mas propensa a conservar las posiciones que en muchos casos legítimamente ganó, que en transgredir el orden existente para que los nuevos débiles tenga un lugar bajo el sol.
Es natural que pase en movimientos como el nuestro; con el tiempo, los que trabajaron desde abajo para conseguir poder, una vez que lo tienen tienden a acomodarse en él en vez de permitir que los que vienen detrás tengan la misma posibilidad que ellos tuvieron. Ya no quieren transgredir, quieren conservar todo como está, para lo cual -como es habitual- recurren a todo tipo de artilugios, el más común, anunciar muchos cambios para que nada cambie, y en especial sus lugares de privilegio.
No se trata, y no es lo que propongo, de quiméricos cortes generacionales como el "que se vayan todos", porque no da resultado y porque no se construye así un país en serio, Pero sí que el peronismo profundice en sus distintas instancias organizativas su espíritu transgresor a favor de los más débiles.
Para ello hay que abrir las puertas a nuevos actores políticos, venidos de los distintos frentes del quehacer social. Hay que llenar la casa propia de los "nuevos cabecitas negras", que los hay y muchos, favoreciendo y estimulando su participación. Hay que animarse a dejar la comodidad de que con muy poco ganamos elecciones, o porque los otros son peores o la gente no les tiene confianza.
Distribución de ganancias con responsabilidad; shock educativo y de salud materno infantil; institucionalidad transgresora; inversión en bienes productivos y cambio cultural por la solidaridad, respeto a las diferencias, la dignidad del trabajo, el hombre hermano del hombre, son los cinco puntos básicos sobre el que debemos consolidar el peronismo que viene.
Permítanme concluir con un apotegma antiguo: "El peronismo será revolucionario o no será". O será lo que corre el riesgo de ser, un partido del poder, de la conservación del poder a cualquier costo, un partido de una nueva élite que en nombre de antiguas injusticias se apoderó del poder para perpetuar y perpetrar nuevas injusticias.