El penoso costo de manejar borracho: siga el baile, siga el baile
Por José Luis Ferrari. Miguel Ivanovich acordó la condena con los abogados de la víctima, Sebastián Devoto, que sigue en grave estado.
En esta época de mi vida, ya sea como abogado o como cronista, pareciera que todo me acerca a analizar o defender los mal llamados accidentes de tránsito.
Esta semana se resolvió, juicio abreviado mediante, la imposición de una pena a Miguel Ivanovich, quien el 17 de julio de este año produjo una tragedia mientras conducía borracho en el límite entre Villa del Parque y Villa Devoto.
En su loco trazado atropelló a Sebastián Devoto, una persona que iba a su trabajo en bicicleta y salvó de milagro su vida, pero aun hoy se encuentra grave y en rehabilitación. Se alimenta por sonda, respira por una traqueotomía y esta desconectado de la realidad.
La fiscal penal y contravencional Adriana Bellavigna celebró un juicio abreviado con el defensor del conductor, mi celebre y polémico amigo el Dr. José Novello. La pena a pagar será de tres años de prisión de efectivo cumplimiento con lo cual el irresponsable conductor deberá purgar una pena de 8 meses de efectivo cumplimiento.
Es bueno recordar que el conductor manejaba con 2,14 gr de alcohol en sangre (cuatro veces más de lo permitido) y aquí no termina la historia de este irresponsable. Tenía en su haber 22 multas de infracción, en distintas jurisdicciones, y multas adeudadas por una cifra cercana a los 120 mil pesos (una joyita diría, mi reina madre). Otro dato que ilustra a este sujeto: tenía cuatro licencias que lo habilitaban a conducir de distintas jurisdicciones.
No obstante que se encuentra vigente, la modificación a la ley de tránsito, que castiga con tres años y seis meses a quienes manejen alcoholizados, el acuerdo se cerró por debajo del mínimo impuesto por la ley.
La ley impone un mínimo de pena pero el fiscal es quien tiene la potestad de imponer la pena y en este caso hasta la querella (los abogados de la víctima) consintieron esta pena. ¿Mi sospecha? El arreglo económico (legal, por cierto) entendieron que era lo más conveniente para los intereses de la familia de la víctima. La justicia cada vez más lejos.
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