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El pastor y sus ovejas

Por Jorge Gadano* La ley fundamental del Estado neuquino votada en 1957 dispone, en la primera línea de su artículo 3º, bajo el título "caracteres del Estado y soberanía del pueblo", que "Neuquén es una provincia indivisible, laica, democrática y social".

Esa declaración fue ratificada por la reforma constitucional del 2004. No obstante, algunos pastores evangélicos de la provincia, encolumnados detrás del de Plottier, el "apóstol" (así se hace llamar) Daniel Chamorro, preferirían que en lugar de laica la norma dijera "religiosa" y que en los planes de estudio de las escuelas neuquinas el principal libro fuera la Biblia. Así lo cree también el director de Cultos de la municipalidad neuquina Juan Herrera, autor –con el lamentable apoyo del candidato a intendente Mariano Mansilla– de un proyecto de levantar un monumento a ese libro en un terreno fiscal.

Ese libro predica a favor de un genocidio, el llamado Diluvio Universal. Por la maldad de los hombres "todo lo que hay en la tierra morirá", decretó aquel terrible Dios, y desató una matanza que sólo dejó con vida a Noé, su familia y algunos animales de cada especie. Eso porque "viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas". Era un castigo para el pecado.

Una declaración publicada en los medios regionales para respaldar a Chamorro –en su rol de director del coro de unos pocos chicos del colegio estatal de Plottier que rezan a los gritos en los recreos– parecería ser de padres y alumnos por su encabezamiento, pero sólo se identifican como firmantes organizaciones evangélicas de la región, firmes enemigas del pecado que el Diluvio no consiguió erradicar (las mujeres siguen siendo hermosas).

Cristianos pero no católicos, esos evangélicos parecen haber aprendido de los jesuitas el arte de convertir en verdad lo que no lo es. Dicen y reiteran a lo largo de esa declaración que son laicos. Pero en el final del texto y apuntando al sentido común de los lectores argumentan que no se puede prohibir a los alumnos que hablen de religión en los recreos o de fútbol, política o del estado del tiempo. Imaginemos esos diálogos:

– Che, Tito, ¿vos sabés por qué Dios creó primero al hombre y después a la mujer?

– Bueno, el pastor dice que de pronto se avivó de que el hombre necesitaba a alguien que lo ayudara.

– ¿Que lo ayudara a qué?

– A qué va a ser. A tener hijos e hijas, porque sólo no podía.

En cuanto al fútbol y al tiempo no hace falta ningún esfuerzo imaginativo para decir que en estos días aciagos hablan de River y de las cenizas que Jehová nos envía desde ese volcán chileno para castigarnos por nuestros pecados.

O sea, Chamorro, que una cosa es hablar y otra muy distinta es mandar a los chicos a juntarse y entonar cánticos a voz en cuello en los recreos. Es, claramente, una provocación dirigida al rector, que entró en el juego y los castigó con un día de suspensión. No fue, tal vez, la respuesta más atinada. Otra mejor sería colgar en las aulas un retrato de Carlos Darwin.

¿Qué se les enseña a los chicos en el templo evangélico? En su página de internet, Chamorro nos cuenta que en los testimonios recibidos de la gente que asistió a la última "Fiesta de Bautismos" se habló de "personas en depresión que se sanan instantáneamente, sanidades físicas como la desaparición del virus de HIV en el cuerpo de un joven". Y concluye en que su "compromiso sigue siendo trabajar para edificar la iglesia, ese ámbito de relaciones donde pasan las cosas que sólo Dios puede hacer". Así es: lo que no puede el hospital público lo puede el Dios de Chamorro. Es un caso más de ejercicio ilegal de la medicina, un delito previsto y penado por el artículo 208, inciso 1) del Código Penal: "Será reprimido con prisión de 15 días a un año... el que, sin título ni autorización para el ejercicio de un arte de curar o excediendo los límites de su autorización anunciare, prescribiere, administrare o aplicare habitualmente medicamentos, aguas, hipnotismo o cualquier medio destinado al tratamiento de las enfermedades de las personas, aun a título gratuito". Y en el inciso 2): "El que, con título o autorización para el ejercicio de un arte de curar, anunciare o prometiere la curación de enfermedades a término fijo o por medios secretos e infalibles".

Como la Constitución nacional establece en su artículo Segundo que el gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano, en Neuquén, como en otras provincias, los gobiernos sostienen otros cultos cristianos, aunque no sean romanos. En un acto realizado el viernes pasado dirigentes del gremio que agrupa a los maestros neuquinos dijeron que el Centro Cristiano Esperanza, de Chamorro, recibe aportes del Consejo Provincial de Educación para solventar el funcionamiento de un jardín de infantes y de una escuela primaria. (¿No querrá que también le financien un colegio secundario?)

¿Cómo devuelve esos favores un pastor de almas? Daniel Huth, secretario general de la seccional de la ciudad de Neuquén, dijo que Chamorro "trabajó y cobró en las internas y en las generales para el MPN". No es una novedad que no pocos de los más de 300 pastores de los templos que abundan en la capital neuquina son operadores políticos del partido oficial.