El papa pide una solución pacifica para la crisis en Egipto

Es la primera vez que Benedicto XVI habla de Egipto desde que estallaron las protestas contra el gobierno del presidente Hosni Mubarak, hace 13 días, en las que reclaman la renuncia del mandatario desde hace 30 años en el poder y en las que murieron al menos 300 personas y miles resutaron heridas, incluídos opositores y trabajadores de prensa.

Sin embargo, el Papa en su llamamiento no hizo referencia alguna a los gobernantes egipcios, sino que se dirigió directamente a Dios para pedir la pacificación en el país.

La declaración del Papa tiene un particular significado también a la luz de que las relaciones diplomáticas entre Egipto y el Vaticano vivieron recientemente una fase de enfriamiento.

Ocurrió en las últimas semanas tras el atentado que dejó 23 muertos en una iglesia copta en la ciudad egipcia de Alejandría en la noche de Año Nuevo.

Tras el ataque, El Cairo y el Vaticano intercambiaron varias críticas, tras las cuales el Minsterio de Exteriores egipcio llamó a consultas a su embajadora ante la Santa Sede.

El Papa había criticado antes las persecuciones contra cristianos y había exigido a los responsables políticos que hagan más para combatir el problema en las regiones afectadas. En este contexto, el conocido instituto islámico Al Azhar de El Cairo suspendió de forma indefinida su diálogo con el Vaticano.

En un comunicado, la institución señaló que la medida era una reacción a las "repetidas declaraciones negativas del Papa sobre el islam y a su afirmación infundada de que los musulmanes de Cercano Oriente persiguen a aquellos que conviven con ellos".

"En estos días sigo con atención la delicada situación de la querida nación egipcia. Pido a Dios que esa tierra, bendita por la presencia de la Santa Familia, encuentre la tranquilidad y la pacífica convivencia, en el compromiso compartido del bien común", dijo.