El papa Francisco hizo gratuito y más simple el procedimiento de nulidades matrimoniales
El pontífice dispuso los cambios en el trámite para las nulidades matrimoniales a través de dos documentos.
El papa Francisco reformó hoy el procedimiento de nulidades matrimoniales en la Iglesia, al hacerlo más simple, rápido y gratuito, e introducir la sentencia única y la decisión directa del obispo en los casos más evidentes.
El pontífice dispuso los cambios en el trámite para las nulidades matrimoniales a través de los documentos "Mitis Iudex Dominus Iesus" y "Mitis et misericors Iesus", en los que se asegura que la reforma protege el principio de indisolubilidad del matrimonio.
Los alcances de la nueva norma del Papa destinada a facilitar y eliminar burocracia, sin perder el rigor necesario al trámite, fueron presentados hoy en el Vaticano por seis miembros de la comisión especial para la reforma del proceso matrimonial católico, entre ellos el sacerdote argentino Alejandro Bunge.
El Papa aclaró en uno de los dos documentos pontificios que no busca favorecer la nulidad del matrimonio, sino la rapidez y simplicidad de los procesos.
El pontífice dispuso que una sola sentencia alcanzará para decretar la nulidad del matrimonio católico, a diferencia de las dos instancias que se requerían hasta el momento.
Asimismo, estableció que el recurso de apelación a la Rota Romana, el máximo tribunal de la Santa Sede, seguirá siendo posible, pero tendrá carácter excepcional.
El Papa decidió que el procedimiento de nulidad matrimonial sea gratuito para todos, y estableció que las ayudas provengan de las conferencias episcopales de los países donde se inicia el trámite.
El documento pontífice determinó también que en los casos de anulación más evidentes se agilice el trámite y que el obispo de la diócesis se constituya en juez, con el objetivo de que las decisiones respeten "la unidad católica en la fe y la disciplina".
Según el motu proprio de Francisco, se trata de una reforma que protege el principio de indisolubilidad del matrimonio, al reiterar que un católico puede casarse de nuevo sólo si su primer matrimonio es declarado "nulo" por un tribunal eclesial, es decir, el fallo debe establecer "que desde sus orígenes careció de validez".
El objetivo, se explica en el documento pontificio, es que el retraso en los juicios "no oprima en las sombras de la duda" el corazón de los fieles.
El Papa argumentó su decisión en la importancia de atender las expectativas de los fieles que esperan "aclarar su propio estado".
El número de parejas argentinas que logran la nulidad del matrimonio religioso se triplicó en la última década, según estadísticas oficiales de la Iglesia católica, aunque la cifra es baja en relación con los matrimonios sacramentales y los divorcios.
Fuentes del Tribunal Eclesiástico Nacional consultadas por DyN precisaron que en los últimos dos años se presentaron "un poco más de 200" causas, con un porcentual del 85 y 90 por ciento de sentencias favorables de nulidad.
La fuente recordó que Jorge Bergoglio ya había dispuesto en Buenos Aires que los abogados canónicos debían patrocinar en forma gratuita uno de cada dos casos.
La diferencia entre divorcio y nulidad radica en que, según el Código de Derecho Canónico, el divorcio busca disolver una unión que se contrajo en forma válida, y el proceso de anulación intenta certificar si el matrimonio fue válido desde un principio. El enlace puede declararse "nulo" por impedimento de los contrayentes (edad, impotencia, disparidad de culto, rapto o consanguinidad), o por falta de forma canónica requerida para la validez (delante de un sacerdote y con dos testigos).
También por vicio o defecto del consentimiento matrimonial (carencia de uso de razón, incapacidad para asumir obligaciones esenciales, ignorancia de la naturaleza del matrimonio, engaño, consentimiento simulado, violencia o miedo grave).
Hasta los 80 el mayor número de casos era por impotencia física, coacción o miedo reverencial, y hoy son más comunes los pedidos por argumentos psíquicos y morales.
El pontífice dispuso los cambios en el trámite para las nulidades matrimoniales a través de los documentos "Mitis Iudex Dominus Iesus" y "Mitis et misericors Iesus", en los que se asegura que la reforma protege el principio de indisolubilidad del matrimonio.
Los alcances de la nueva norma del Papa destinada a facilitar y eliminar burocracia, sin perder el rigor necesario al trámite, fueron presentados hoy en el Vaticano por seis miembros de la comisión especial para la reforma del proceso matrimonial católico, entre ellos el sacerdote argentino Alejandro Bunge.
El Papa aclaró en uno de los dos documentos pontificios que no busca favorecer la nulidad del matrimonio, sino la rapidez y simplicidad de los procesos.
El pontífice dispuso que una sola sentencia alcanzará para decretar la nulidad del matrimonio católico, a diferencia de las dos instancias que se requerían hasta el momento.
Asimismo, estableció que el recurso de apelación a la Rota Romana, el máximo tribunal de la Santa Sede, seguirá siendo posible, pero tendrá carácter excepcional.
El Papa decidió que el procedimiento de nulidad matrimonial sea gratuito para todos, y estableció que las ayudas provengan de las conferencias episcopales de los países donde se inicia el trámite.
El documento pontífice determinó también que en los casos de anulación más evidentes se agilice el trámite y que el obispo de la diócesis se constituya en juez, con el objetivo de que las decisiones respeten "la unidad católica en la fe y la disciplina".
Según el motu proprio de Francisco, se trata de una reforma que protege el principio de indisolubilidad del matrimonio, al reiterar que un católico puede casarse de nuevo sólo si su primer matrimonio es declarado "nulo" por un tribunal eclesial, es decir, el fallo debe establecer "que desde sus orígenes careció de validez".
El objetivo, se explica en el documento pontificio, es que el retraso en los juicios "no oprima en las sombras de la duda" el corazón de los fieles.
El Papa argumentó su decisión en la importancia de atender las expectativas de los fieles que esperan "aclarar su propio estado".
El número de parejas argentinas que logran la nulidad del matrimonio religioso se triplicó en la última década, según estadísticas oficiales de la Iglesia católica, aunque la cifra es baja en relación con los matrimonios sacramentales y los divorcios.
Fuentes del Tribunal Eclesiástico Nacional consultadas por DyN precisaron que en los últimos dos años se presentaron "un poco más de 200" causas, con un porcentual del 85 y 90 por ciento de sentencias favorables de nulidad.
La fuente recordó que Jorge Bergoglio ya había dispuesto en Buenos Aires que los abogados canónicos debían patrocinar en forma gratuita uno de cada dos casos.
La diferencia entre divorcio y nulidad radica en que, según el Código de Derecho Canónico, el divorcio busca disolver una unión que se contrajo en forma válida, y el proceso de anulación intenta certificar si el matrimonio fue válido desde un principio. El enlace puede declararse "nulo" por impedimento de los contrayentes (edad, impotencia, disparidad de culto, rapto o consanguinidad), o por falta de forma canónica requerida para la validez (delante de un sacerdote y con dos testigos).
También por vicio o defecto del consentimiento matrimonial (carencia de uso de razón, incapacidad para asumir obligaciones esenciales, ignorancia de la naturaleza del matrimonio, engaño, consentimiento simulado, violencia o miedo grave).
Hasta los 80 el mayor número de casos era por impotencia física, coacción o miedo reverencial, y hoy son más comunes los pedidos por argumentos psíquicos y morales.