El Papa finalizó su histórica visita al Reino Unido
El papa Benedicto XVI finalizó una histórica visita al Reino Unido, la primera de Estado de un pontífice, en la que hizo su su mea culpa más explícito sobre el escándalo de abusos sexuales a menores y advirtió contra una "secularización agresiva".
En el cuarto día de su viaje, el Papa ofreció una misa en la localidad de Birmingham, en la cual beatificó al más célebre católico británico converso, el cardenal John Henry Newman.
Newman (1801-1890) abandonó la Iglesia Anglicana y se convirtió al catolicismo en 1845. Se trata del primer proceso de beatificación que Benedicto XVI lleva a cabo personalmente, prueba de su aprecio por Newman.
El acto, celebrado ante decenas de miles de personas, tuvo una especial significación por producirse en medio de un debate en la Iglesia Anglicana sobre la apertura del obispado a las mujeres y sobre sacerdotes homosexuales.
La polémica provocó una serie de conversiones al catolicismo, que el Vaticano alentó abiertamente.
El viaje tuvo sin embargo diversos signos de reconciliación entre ambas iglesias. Benedicto fue por ejemplo el primer Papa en celebrar una oración conjunta en la Abadía de Westminster con el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, líder mundial de la Iglesia Anglicana.
"Cientos de miles de personas pudieron ver al Papa personalmente en la calle, en los principales eventos y por Internet y televisión", celebró su portavoz, Federico Lombardi, al sacar balance de lo que consideró una "maravillosa visita".
El viaje, sin embargo, también tuvo espacio para la polémica. Ayer, unas 10.000 personas salieron a las calles de Londres para protestar contra la visita y acusar al Papa de ser un "enemigo de la humanidad" y "defensor de pedófilos".
Los escándalos de abusos a menores por parte de sacerdotes en el seno de instituciones católicas se convirtieron en uno de los temas centrales de la visita.
Benedicto los describió como "crímenes inefables" durante una misa en la catedral de Westminster, el principal templo católico de Inglaterra, y luego se reunió con cinco víctimas de abusos en un encuentro que Lombardi calificó de "muy emotivo".
Ya el jueves, en una charla con periodistas en el avión que lo llevaba a Londres, Benedicto XVI había hecho el mayor mea culpa de su gestión sobre el espinoso tema: "La Iglesia Católica no fue lo suficientemente rápida y resuelta" y "es muy díficil de entender cómo pudo ocurrir esta perversión del sacerdocio", reconoció.
En el aspecto político, el Papa mantuvo también audiencias privadas con el primer ministro David Cameron y otros líderes británicos.
En su misa de hoy elogió además el papel del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial, aprovechando el aniversario 70 de la batalla de Inglaterra, en la que la fuerza aérea británica obtuvo una crucial victoria contra Alemania.
"Para mí, que viví y sufrí los oscuros días del régimen nazi en Alemania, es profundamente conmovedor estar aquí con ustedes y recordar cuántos de sus conciudadanos sacrificaron sus vidas resistiendo valientemente las fuerzas de esa ideología maléfica", añadió quien a los 14 años estuvo en las Juventudes Hitlerianas.
El Pontífice, de 83 años, fue despedido por Cameron en una breve ceremonia en el aeropuerto donde el premier afirmó que "fueron cuatro días muy emocionantes para el Reino Unido".
"Usted habló a una nación de seis millones de católicos, pero ha sido oído por un país de más de 60 millones de ciudadanos. Ha ofrecido un mensaje no sólo a la Iglesia Católica, sino a cada uno de nosotros, de cada fe y de ninguna", subrayó el mandatario.
Entre tanto, las seis personas que fueron detenidas el viernes bajo sospecha de planear un ataque contra el Papa fueron liberadas hoy sin acusación.
Las investigaciones concluyeron que los hombres, de entre 26 y 50 años de edad, no constituían una amenaza seria. Al menos cinco de ellos son ciudadanos británicos, de origen argelino en su mayoría, indicó la emisora británica BBC citando fuentes policiales.