El país se prende fuego
Lo que es sentido figurado, también lo es literal. Crisis económica, social, sanitaria y la ambiental en último término.
La Argentina está en llamas. En su sentido figurado sí, con múltiples crisis en la economía, en lo social con una pobreza extrema que ya casi alcanza a uno de cada dos argentinos y con una pandemia del coronavirus que aún no afloja. Pero también lo está en el sentido literal: la mitad de las provincias del país tienen focos activos de incendios forestales.
Las imágenes de las impresionantes e incontrolables llamaradas inundan Facebook, Twitter o Instagram. “Incendian las redes sociales”, pero en los demás medios de comunicación tradicionales se le da poco espacio a esta gran problemática.
A principios de año, todos se desconsolaban por los incendios en Australia. Obviamente merece su atención y repudio, ¿pero por qué tanto silencio cuando ocurre en nuestro país?
Se entiende que el coronavirus y la delicada situación económica (consecuente de la pandemia o no) ocupen mayor terreno en los diarios y la televisión, pero hasta cuestiones políticas nimias tienen más minutos y páginas que la cuestión ambiental.
Y así como pesa la ausencia de las noticias sobre el ecocidio, también pesa la ausencia de políticas ambientales necesarias e incluso la aparición de las máximas autoridades de la cartera. ¿Alguien vio al ministro de Ambiente?
Podrá parecer una obviedad, pero no se puede jugar con fuego. Mucha flora y fauna, además de vidas humanas y sus viviendas, amenazados por los incendios intencionales. Porque no son accidentales: el incidente está en que intentan ser controlados pero rápidamente se les escapa la situación de las manos.
Si las causas de los incendios responden a intereses agropecuarios o inmobiliarios, el Estado deberá inmiscuirse para cambiar este tipo de prácticas. Porque el cuidado del medio ambiente merece una atención especial, y no que esté subordinada al valor de dólares y pesos.
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