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El país que ni mira, ni ve, ni le importa: la indiferencia de una sociedad hecha bolsa 

A Joaquín lo balearon para robarle vaya a saber uno qué cosa, pues sólo tenía una mochila con dos cuadernos y un celular. Los ladrones no lo sabían, claro. Pero no solo no se llevaron nada sino que le dispararon en la nuca.

Natalia, mamá de Joaquín junto a Jésica, que le salvó la vida al nene.
Natalia, mamá de Joaquín junto a Jésica, que le salvó la vida al nene.

Joaquín tiene 12 años. 

Joaquín iba a la escuela cuando le tiraron a matar.

Joaquín está vivo de milagro.

¿Lo peor? Joaquín caminó ensangrentado por la calle principal de Ciudad Evita, entró a un supermercado chino, lo vio mucha gente, pero sólo dos personas lo ayudaron.

El caso de Joaquín no es uno más de los que día a día llenan la primera plana de los diarios, de los que ocupan horas en los canales de televisión y de los que llegan a la portada de los portales de noticias. El caso de Joaquín es mucho más que eso. Habla no solamente de una inseguridad interminable, dolorosa, azarosa e imprevisible, sino de una sociedad que está, dicho en criollo "hecha mierda". 

Tal vez ustedes como yo, se pregunten qué les pasa a esos testigos por la cabeza. O qué les pasa por el corazón. ¿Cómo se ve a un niño, en un barrio más del Gran Buenos Aires LLENO DE SANGRE, con el uniforme de un colegio de la zona, caminando a los tumbos y pidiendo ayuda y NADIE LO AYUDA? 

¿Qué nos pasa como sociedad? 

Como periodista me toca escribir y leer constantemente sobre hechos de inseguridad, pero por supuesto no me acostumbro ni quiero a que esto sea una normalidad. Y por más "acostumbrados" que estemos, cómo nadie ayuda a un niño en esas condiciones. 

No me entra en la cabeza... No puedo entender lo destruidos que estamos como personas. No sólo no tienen sentimientos esos que tiran a matar. Tampoco lo tenemos nosotros que somos "gente de bien". 

Joaquín es el mejor ejemplo de que Argentina es el país que no ve, ni mira, ni le interesa. Jésica, que junto a una vecina lo ayudó y salvó la vida del nene, es el ejemplo de que aunque sea, hay una mínima luz de esperanza.

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