El nuevo DNI en la reforma del Código Electoral
La reforma sobre el nuevo DNI amerita una serie de reflexiones por parte de quienes tenemos la potestad de legislar sobre estos temas tan importantes.
Justamente la cuestión electoral, por su naturaleza, necesita imperiosamente de la construcción de consensos y acuerdos.
En este caso, el oficialismo vuelve a actuar como lo indica su "ADN político", es decir imponiendo un proyecto a las apuradas y sin aceptar modificaciones, como ya pasó en la Cámara de Diputados.
Las normas electorales trascienden las coyunturas y es imprescindible establecer normas que expresen una síntesis de opiniones previamente debatidas y planificadas.
El texto deja muchas dudas. En primer lugar, afecta las posibilidades de los denominados "partidos chicos" a la hora de llevar adelante la fiscalización del comicio, los que muchas veces no tienen elementos humanos y económicos. La democracia debe alcanzar a todos. Prevé una discriminación al empleado público mediante sanciones y multas, justamente cuando el país marcha hacia leyes de mayor igualdad social.
De más está decir que ignora modificaciones más estructurales como podrían ser la instalación de la denominada "boleta única" o la ansiada transparencia en el financiamiento. Justamente la reforma del Código Electoral era una oportunidad para debatir estas cuestiones.
Por último, mirando hacia atrás, nos quedan muchas dudas ya que hace sólo algunos meses fuimos testigos de la propaganda masiva y la implementación de los "nuevos DNI", que hoy dejamos de lado, con un costo económico muy importante. El gobierno nacional gastó 985 millones de pesos en dos años para emitir 10 millones de nuevos DNI. Es decir: hubo una política llevada adelante con dineros públicos donde supuestamente se venía a modernizar el sistema y hoy sin explicaciones se modifica el rumbo. Esta temática merece seriedad, estudio y voluntad de llegar a un proyecto común. El espíritu de nuestra Constitución nacional al establecer mayorías calificadas así lo establece. Lamentablemente no es lo que está ocurriendo.
En este caso, el oficialismo vuelve a actuar como lo indica su "ADN político", es decir imponiendo un proyecto a las apuradas y sin aceptar modificaciones, como ya pasó en la Cámara de Diputados.
Las normas electorales trascienden las coyunturas y es imprescindible establecer normas que expresen una síntesis de opiniones previamente debatidas y planificadas.
El texto deja muchas dudas. En primer lugar, afecta las posibilidades de los denominados "partidos chicos" a la hora de llevar adelante la fiscalización del comicio, los que muchas veces no tienen elementos humanos y económicos. La democracia debe alcanzar a todos. Prevé una discriminación al empleado público mediante sanciones y multas, justamente cuando el país marcha hacia leyes de mayor igualdad social.
De más está decir que ignora modificaciones más estructurales como podrían ser la instalación de la denominada "boleta única" o la ansiada transparencia en el financiamiento. Justamente la reforma del Código Electoral era una oportunidad para debatir estas cuestiones.
Por último, mirando hacia atrás, nos quedan muchas dudas ya que hace sólo algunos meses fuimos testigos de la propaganda masiva y la implementación de los "nuevos DNI", que hoy dejamos de lado, con un costo económico muy importante. El gobierno nacional gastó 985 millones de pesos en dos años para emitir 10 millones de nuevos DNI. Es decir: hubo una política llevada adelante con dineros públicos donde supuestamente se venía a modernizar el sistema y hoy sin explicaciones se modifica el rumbo. Esta temática merece seriedad, estudio y voluntad de llegar a un proyecto común. El espíritu de nuestra Constitución nacional al establecer mayorías calificadas así lo establece. Lamentablemente no es lo que está ocurriendo.