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El nuevo conflicto policial que nadie quiso ver

Recién ahora -cuando las papas queman- toma intervención el gobierno enviando refuerzos al interior.

Nos consta que en el gobierno la lectura de DiarioVeloz es una actividad de todos los días. En diciembre, durante un pequeño festejo por fin de año en el bar restó que tiene el diputado Juan Carlos "Canca" Dante Gullo a pocas cuadras de Plaza Serrano, un hombre allegado a la Presidencia de la Nación nos relató una historia de hace más de dos años.  Cuando este portal informó en exclusiva (después vinieron los otros que se montaron en nuestros informes, pero la primicia, y eso quedó registrado en Google, fue de Diario Veloz) la conexión Lázaro Báez - Leonardo Fariña, la Presidenta llamó a uno de sus hombres de confianza y mostrándole la copia del informe le pidió que averiguara que había de cierto en nuestra historia.

Cuando le confirmaron que todo era cierto, Cristina Fernández lo llamó a Lázaro diciéndole que dejara lo que estaba haciendo y viajara de urgencia a Buenos Aires.  Nos cuentan que su mayor reproche a Báez fue por juntarse con un personaje como Fariña, que entre otras cosas, fue el encargado de hacer correr la versión que era hijo extramatrimonial de Néstor Kirchner.  Cristina se sintió ofendida y los reproches a Lázaro incluyeron esa frase maradoniana de..."de esta se sale muerto o preso, y vos a la cárcel no vas a ir".

Hay otras evidencias que nuestros informes son analizados, hasta existe una oficina de prensa en Aeropuertos 2000  dedicado a leer y cotejar nuestros escritos. 

Hace un año y medio adelantamos el conflicto que se venía en Gendarmería y Prefectura por la cuestión salarial. Pudieron haber evitado aquel acuartelamiento y lo dejaron pasar hasta que la sangre llegó al río.

Hace unos días anticipamos que se avecinaba otro conflicto policial en las provincias donde no se respetó el acuerdo salarial que -aún bajo la extorsión de la huelga-, se acordó en diciembre.

Y ya están tomando los recaudos de enviar efectivos a las provincias en conflicto, previendo medidas de fuerza que nunca se sabe cómo pueden terminar.

El tema de fondo es que no toda la policía fue quien indujo a los saqueos, sólo un puñado de jefes con fluidos vínculos con el mundo criminal incitó al delito, el resto de los uniformados se plegó a los reclamos y dejó ciudades enteras a merced del delito.

Ahora ocurre que los acuerdos salariales firmados no se cumplen y es lógico que salte la bronca mal en todos.

¿Cuántos jefes policiales están en la mira de la justicia? Alrededor de 50, que se espera sean detenidos de aquí a marzo. Las intervenciones judiciales a sus teléfonos son evidencias inequívocas.

Policías avisándoles a los jefes de las bandas la hoja de ruta de sus huelgas para que produzcan los terribles saqueos que todos vimos, no merecen otra cosa que estar tras las rejas. Pero medio centenar de efectivos son un puñado apenas en las filas policiales, el descontento no es con esos malos uniformados, sino por los sueldos paupérrimos que cobrarán allí donde no se respeten los acuerdos de diciembre.

Después habrá un tema respecto de los saqueos que deberán estudiarlo los sociólogos y psiquiatras porque ya escapa a toda lógica.

Maestros que reconocieron a sus alumnos abanderados plegarse a los disturbios y llevarse artículos lujosos de los negocios.  Personas, hombres y mujeres, que presidían una sociedad de fomento barrial habían almacenado en el garaje de su vivienda las pertenencias saqueadas a sus propios vecinos.

Casos así a montones. Hay una extraña patología en los comportamientos sociales que debe haber alguien más preparado que nosotros para que los explique.

Ya informamos que el malestar policial puede hacer que se repitan episodios lamentables como los de diciembre. De ahí en más, ya que nos leen en el gobierno, que ellos hagan lo que corresponde para garantizar la seguridad de todos.