¿El mundo está mejor o peor?
*Por Andrés Oppenheimer Los jefes de Estado que hablaron la semana pasada en las Naciones Unidas pintaron un sombrío panorama del futuro del mundo, refiriéndose a la Gran Recesión, los crecientes índices de pobreza, el calentamiento global y los conflictos armados.
¿El mundo realmente está empeorando? Aun cuando no tomemos en serio esas profecías de que el mundo llegará a su fin en el 2012, ¿hay motivos que justifiquen una ola de pesimismo global?
Un nuevo estudio, titulado "El Estado del Mundo, 2011" y producido por un centro de estudios internacionales conocido como el Millenium Project, nos ayuda a poner las cosas en una perspectiva histórica. El estudio dice que, pese a que hay enormes amenazas en varios frentes, el mundo está cada vez mejor.
"El mundo es cada vez más rico, más saludable, mejor educado, más pacífico, y mejor conectado, y la gente vive más tiempo", dice, mientras nos recuerda que pese a todos estos signos de progreso, "la mitad del mundo es potencialmente inestable".
Es cierto, el precio de los alimentos está aumentando, la corrupción y el crimen organizado están en alza en muchas partes, el cambio climático se hace sentir cada vez más, y la brecha entre ricos y pobres ha aumentado desde la recesión mundial del 2008. Pero el informe sugiere que, en un contexto histórico, el progreso es innegable.
Aunque la prensa suele centrarse en las malas noticias, hay cada vez más conciencia en el mundo de que los seres humanos somos todos iguales, y de que debemos aprender a convivir. La enorme ayuda humanitaria que se envió a Haití, Pakistán y Japón tras las recientes tragedias ocurridas en esos países, así como la solidaridad mundial con los movimientos pro-democracia en el mundo árabe son apenas los últimos síntomas de que estamos más interconectados, y más preocupados por nuestros prójimos, dice el estudio.
"Cincuenta años atrás, todo el mundo decía que la eliminación de la pobreza era una fantasía idealista, y un desperdicio de dinero", dice el informe. "Hoy, estamos debatiendo sobre cuál es la estrategia más efectiva para lograr ese objetivo en los próximos 50 años".
Consideremos algunos de los datos que ofrece el informe sobre los progresos logrados en los últimos 25 años: la expectativa de vida promedio a nivel mundial aumentó de los 64 años a mediados de la década de 1980 hasta los 68 años en la actualidad.
La mortalidad infantil a nivel mundial en el mismo lapso disminuyó de casi 70 muertes por cada 100.000 niños a 40 muertes en nuestros días.
La pobreza, definida por el porcentaje de personas que viven con menos de $1.25 diarios, bajó del 43?por ciento de la población mundial a mediados de la década de 1980 hasta el 23 por ciento en la actualidad.
Las inscripciones en la escuela secundaria aumentaron del 45 por ciento a mediados de la década de 1980 hasta casi el 70 por ciento actualmente.
El número de conflictos armados en el mundo se redujo de 37 a mediados de la década de 1980 hasta 26 este año.
Y a menos que arruinemos las cosas, todo indica que estas tendencias se acelerarán gracias a los nuevos avances tecnológicos. "La inminente revolución biológica puede cambiar a la civilización más profundamente de lo que lo hizo la revolución industrial o la revolución informática", dice el informe.
"Hace 13 años, la práctica de búsquedas en Google era desconocida en el mundo. Hoy lo consideremos algo normal", agrega. "Dentro de 13 años, la práctica de utilizar formas de vida sintéticas para fines médicos, o para producir alimentos, agua y energía también podría ser bastante normal".
Mejorando
Mi opinión: Me encantó leer este estudio, porque estoy de acuerdo en que el mundo está mejorando, pese a los periódicos retrocesos como el que estamos viviendo ahora.
Siempre que surge el tema de que "estamos peor que nunca", le hago a mis amigos la siguiente pregunta: si pudieras elegir entre haber vivido hace 200 años o vivir hoy, ¿qué elegirías?
Hasta los pesimistas más recalcitrantes tienen que admitir que vivir hace 200 años —cuando la expectativa de vida era de menos de 40 años, y no había anestesia para cuando uno tenía un dolor de muelas — no era nada divertido. Hoy vivimos más tiempo, y mejor.
Pero soy un optimista preocupado, que no da por sentado el progreso. Creo que el progreso alcanzado no debería llevarnos a la complacencia, sino que —por el contrario— debería servir como un argumento contra los escépticos, y un factor movilizador para impulsarnos a progresar aún más.
Nada de esto arreglará los actuales problemas del mundo, claro, pero nos puede ayudar a navegar con un poco más de esperanza en medio del actual clima de incertidumbre.