El mundo, entre Europa e Irán
La crisis europea por un lado y la posibilidad de que Israel ataque a Irán por el otro son las dos cuestiones centrales en la política internacional y ambas muestran las limitaciones que enfrenta EE.UU..
La Cumbre del G20 realizada en Francia no logró aprobar un plan operativo para resolver la crisis que, comenzando por Grecia, hoy se extiende a Italia y pone en riesgo la zona euro, su periferia continental y el crecimiento económico mundial.
Esta falta de resultados se debe en gran medida a que EE.UU. ya no está en condiciones de financiar a Europa como lo estaba en el pasado y ello es una manifestación político-económica de su limitación como hiperpotencia o la declinación de esta condición. Obama pidió en dos oportunidades en los últimos días una acción unida y contundente al liderazgo europeo.
En cuanto a la posibilidad de que Israel ataque a Irán, a partir del informe de la Oiea -agencia de la UN que supervisa el tema nuclear- que da cuenta de que el país se encuentra a poco tiempo de tener el arma nuclear es un tema planteado públicamente por el gobierno israelí.
El Presidente de los EE.UU. dijo que no descartaba el uso de la fuerza militar como respuesta y su colega israelí sostuvo que otros países debían sumarse a las acciones militares que podría realizar su país. Al mismo tiempo trascendió que en un encuentro privado Obama y Sarkozy coincidieron en criticar a Netanyahu. La realidad es que Washington puede verse arrastrado por el ala dura israelí a una confrontación con Irán cuyas consecuencias son impredecibles para Moscú, aunque en los últimas horas se insistió con la presión diplomática.
El fracaso del G20 se suma a la lentitud del liderazgo europeo para encauzar la crisis financiera que afecta a la UE. A la falta de resultados de dicha cumbre se sumaron las contradicciones que en forma creciente muestran tanto Grecia como Italia para controlar sus crisis. Los líderes políticos de la eurozona -la dupla Merkel-Sarkozy- exigen a Grecia claridad política y a Italia que concrete el ajuste.
La designación en el primer país de un economista como primer ministro (Papademos) y la renuncia de Berlusconi en la segunda, para constituir en ambos casos gobiernos de coalición que implementen el ajuste, es una política por ahora incierta en cuanto a sus resultados, cuando la economía europea ha comenzado a frenarse incluso en Alemania.
En Francia Sarkozy se compromete a un ajuste de 100.000 millones de euros para evitar la baja en la calificación y en España sólo la perspectiva de un gobierno de centro-derecha evita que la crisis se precipite como está sucediendo en Italia. Merkel y Sarkozy ya rediseñan una zona euro más pequeña. La Cumbre del G20 no resolvió aportes para el fondo de rescate europeo y decidió canalizar su apoyo a través del FMI.
Respecto a Irán, la prensa británica informa que el Reino Unido participaría en el ataque a las instalaciones nucleares, previéndose una acción en conjunto de Washington, París y Londres en el Consejo de Seguridad.
En Asia, China se muestra reticente a financiar a Europa, al mismo tiempo que toma distancia del eventual ataque militar contra Irán. Mientras EEUU no está como en el pasado en condiciones de financiar a Europa, China sí lo está. Los líderes europeos plantearon la posibilidad de que la potencia asiática -primer tenedor soberano de bonos del Tesoro de EEUU- cambie parte de sus reservas del dólar al euro, pero sin obtener respuesta.
China se maneja con cautela, asumiendo que la crisis de 2011 es más grave y riesgosa de la registrada entre 2008 y 2009. Respecto a Irán, su posición coincide con la de Rusia y probablemente con la de los otros tres países del grupo Brics -India, Brasil y Sudáfrica-, que es no apoyar el ataque militar contra Irán e incluso plantear reparos respecto a la ampliación de sanciones. China busca mantenerse equidistante del conflicto de Medio Oriente, abasteciéndose de petróleo tanto de Irán como de Arabia Saudita.
En el Consejo de Seguridad es probable que Pekín y Moscú coincidan en una posición no belicista respecto a Irán, aunque pueden optar por dejar hacer, como sucedió recientemente en Libia. Tanto Japón como Alemania pueden apoyar el ataque, pero sin participar del mismo. En este marco, las maniobras navales que realizan EE.UU. y Corea del Sur como advertencia a Corea del Norte pueden exacerbar un conflicto más.
En Medio Oriente el Presidente israelí confirma la posibilidad del ataque a Irán y la Oiea la probabilidad de que llegue al arma nuclear en poco tiempo. Mientras crecía la tensión con los palestinos, Netanyahu mencionaba la posibilidad de atacar Irán e Israel probaba un misil con alcance al territorio iraní con capacidad de transportar ojivas nucleares, el presidente Peres -el ala moderada del gobierno israelí- reconoció que el ataque estaba cerca porque dicho país se acerca a armas nucleares, agregando que en el tiempo que resta tenemos que empujar a otros países a actuar.
Por su parte el gobierno iraní advirtió que este ataque provocará grandes pérdidas para Israel. Según informes occidentales, el país tiene uranio para cuatro bombas nucleares y técnicos de la Oiea afirman que especialistas pakistaníes y norcoreanos están colaborando con el plan nuclear iraní. En las últimas horas Israel decidió dar una última oportunidad a la presión diplomática. Todo esto tiene lugar cuando en Siria la represión de las protestas sigue con decenas de muertos -aunque Assad en principio aceptó la mediación de la Liga Árabe-, dos millones de peregrinos llegan a la Meca y el Sultán de Omán cambia su gabinete para satisfacer reclamos de los reformistas.
En África aumentan las dudas sobre las consecuencias de la Primavera Árabe y en América Latina preocupa el freno de la economía mundial que puede precipitar la crisis europea. El triunfo de los islamitas en las elecciones tunecinas y la posibilidad de que se repita en las que tendrán lugar en Egipto y Libia, genera interrogantes sobre las consecuencias de largo plazo de la caída de los dictadores que habían acordado con occidente.
En la región subsahariana, el Ejército de Kenya ataca a la milicia islamita Al Shabab en Somalia y en el norte de Nigeria 150 cristianos fueron muertos en iglesias y comisarías por la secta islámica Bojo Haram, vinculada a Al Qaeda. En América Latina los países del Alba (Cuba, Venezuela, Bolivia, etc.) ya cuestionan el eventual ataque a Irán y Brasil seguramente asumirá la misma posición que los demás países Brics. Si la crisis europea se trasforma en global, tanto África como América Latina sufrirán por la menor actividad económica mundial que afectará el precio de las materias primas que exportan ambas regiones.
En conclusión: la crisis europea y el eventual ataque a Irán concentran la atención mundial y evidencian las limitaciones que enfrenta EE.UU. como la hiperpotencia que está dejando de ser; la falta de resultados concretos en la Cumbre del G20 y la lentitud con la cual Grecia e Italia van manejando sus ajustes generan dudas, cuando el Reino Unido y Francia pueden apoyar el ataque a Irán; China podría estar en condiciones de contribuir al financiamiento de Europa, pero prefiere no hacerlo, concentrándose en sus propias dificultades sin involucrarse en la crisis con Irán; en Medio Oriente el Presidente israelí confirmó la probabilidad del ataque contra Irán, buscando involucrar a otros países, mientras el gobierno iraní advierte sobre represalias y Rusia sobre los riegos; por último, África y América Latina temen el efecto de la crisis global sobre los precios de las materias primas, mientras un eventual ataque a Irán generará más rechazos que apoyos. l