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El momento más difícil de Messi: su llegada al Barcelona

El crack argentino tuvo los mejores años de su vida en el conjunto catalán pero todo lo empezó a forjar desde su llegada.

La vida de Lionel Messi parece fácil ahora, siendo el mejor jugador del mundo, con todos los premios a nivel individual y todos los títulos a nivel de clubes. Sin embargo, los comienzos no fueron fáciles. El crack tuvo que dejar su Rosario natal de un día al otro y eso lo puso mal: "Lloré mucho ese día, dejaba atrás muchas cosas: familia, amigos, mi casa, mis compañeros de equipo, pero sabía que el Barcelona podía realizar mis sueños".

Lio había ido a hacerse una prueba a la Ciudad Condal en el 2000 y tuvo que esperar para la aprobación de Carles Rexach, que estaba en los Juegos Olímpicos en Sydney, pero todos sabían que La Pulga iba a ser del Barcelona.

El libro "Ni rey ni D10s" de los periodistas Sebastián Fest y Alexandre Juillard, cuenta mejor que nadie esta historia oculta del mejor jugador del mundo.

Messi tuvo problemas con sus hermanos en su llegada a Barcelona. Los más grandes, Matías y Rodrigo, lo hacían responsable de la situación. Rodrigo tuvo que dejar a su novia y Matías no dejaba de mirar la televisión. Otro problema que debió afrontar fue con Newell´s, que se negaba a aceptar el pase del crack. La solución llegó en 2001 con la mediación de la FIFA que confirmaba el pase.

A partir de allí, La Pulga pudo empezar a demostrar en el campo. Sin embargo, la relación con sus compañeros era distante. Se sentaba en la otra punta del vestuario, se cambiaba y se iba: "Creíamos que era mudo", contó Cesc Fábregas, uno de sus amigos en la infancia y luego en el primer equipo.

En sus primeros años en La Masía, Messi compartió equipo con Cesc, Gerard Piqué o Víctor Vázquez, pero no se animaba a abrirse. La relación con sus compañeros se dio a través de su otra pasión: la Play Station: "Gracias a la Play descubrimos que hablaba. Fue durante un torneo en Italia cuando se abrió mientras jugábamos a la consola", afirmó Vázquez.

Ese fue el principio de una amistad y de los primeros títulos en el Barcelona. Ganó los tres títulos que disputó en la temporada 2002-2003, sin perder ningún partido. Por este rendimiento admirable se ganó un espacio en el primer equipo: jugó quince minutos en un amistoso con el Porto de Mourinho, en el primero de sus duelos con el portugués.