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El mensaje de Santa Fe

Es sintomático que casi el 75 por ciento del electorado santafecino le diera la espalda al candidato del kirchnerismo.

La primera lectura del resultado electoral registrado anteayer en la provincia de Santa Fe es que se asistió a un apabullante voto opositor al gobierno nacional, representado en la contienda por el candidato a gobernador por el kirchnerismo, el diputado Agustín Rossi .

En momentos en que tantos encuestadores repiten que la Presidenta logrará triunfar en la primera vuelta de las elecciones de octubre, lo ocurrido en Santa Fe, un distrito en el que están representadas las actividades rural, industrial y comercial, invita a desconfiar de un final ya cerrado de antemano.

En efecto, casi el 75 por ciento de los votantes apoyaron a las dos propuestas de la oposición: la del socialismo que gobierna la provincia, que postuló a Antonio Bonfatti y que finalmente triunfó con el 38,7 por ciento, y la de Unión Pro Federal, que con el comediante Miguel Del Sel obtuvo un segundo lugar que sorprendió por la cantidad de sufragios que cosechó y que representaron el 35,2 por ciento.

Si bien las encuestas permitían anticipar tanto el triunfo del socialista Bonfatti como la derrota del kirchnerista Rossi, no pudieron pronosticar la excelente elección de Del Sel.

El hecho de que el candidato de Mauricio Macri obtuviera buena parte de sus votos en las zonas rurales santafecinas arroja otro dato de singular importancia y que muestra que Del Sel capitalizó el enorme descontento del campo con la política agropecuaria del gobierno nacional.

El campo, que en buena parte había apoyado a Cristina Kirchner en las elecciones que la llevaron a la presidencia, le dio la espalda con justa razón luego de la funesta política de retenciones plasmada en la fracasada resolución 125 y de medidas intervencionistas que trabaron muchas de las exportaciones del sector rural.

Seguramente, los productores tienen bien fresco en la memoria que una de las principales espadas del kirchnerismo en aquella batalla fue Rossi, quien apenas obtuvo poco más de la mitad de los votos logrados por los distintos candidatos a gobernador del justicialismo en las primarias abiertas provinciales del 22 de mayo.

Ni siquiera el apoyo público que le brindó la Presidenta días antes de los comicios pudo evitar o suavizar su derrota electoral. Cabría preguntarse si no contribuyó a ella.

Indudablemente, Rossi ha representado para muchos santafecinos la cara local de un gobierno que, al tiempo que daba la espalda al campo, también ignoraba las necesidades de una provincia que había cometido el pecado de elegir un gobernador no kirchnerista y ni siquiera peronista. En una palabra, la cara de la prepotencia.

Una vez confirmada su categórica derrota, resultaba llamativa la soledad del candidato kirchnerista, anteanoche, en su bunker de campaña, en una agrupación política cuyos dirigentes se jactan de su lealtad.

En cuanto al socialismo, su angosto triunfo, bastante por debajo de lo cosechado en las elecciones anteriores, debería interpretarse como un llamado de atención.

El sorpresivo desempeño de Del Sel tal vez esté indicando un cierto hartazgo de parte de la ciudadanía respecto de muchos políticos profesionales y su forma de hacer política y gestionar. Queda por ver si se trata de un fenómeno circunscripto a la realidad de Santa Fe, o trasciende las fronteras de esa provincia.

Lo cierto es que el meteórico ascenso de este candidato puede ser una señal para una oposición que, en el orden nacional, sigue exhibiendo serias limitaciones a la hora de entusiasmar a vastos sectores de la ciudadanía que reclaman un cambio de rumbo.