El médico nazi que contrató Juan Domingo Perón para "curar" homosexuales
Con la caída del nazismo emigraron a la Argentina los jerarcas científicos de Hitler. Un asesor del exPresidente reveló el tema de los empresarios germanos que llegaron al país.
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Fue un lujo cultural en la Argentina de hace décadas los periódicos de las colectividades. La prensa árabe, judía, italiana, alemana, irlandesa y del resto de las comunidades imprimían periódicos escritos en sus idiomas de origen.
Aunque todavía se pueden ver en zonas aledañas a Scalabrini Ortiz y Córdoba algún diario escrito en árabe, es casi una excepción. Las nuevas generaciones sumadas a las tecnologías digitales hicieron desaparecer casi todos esos diarios de las colectividades.
Herman Schiller y Daniel Schnitman fueron los últimos sobrevivientes editores de diarios judíos. Schiller se volcó después a la prensa de barricada (lo echaron de todas las radios por las que pasó), y Schitman resiste aún desde el formato digital.
"La Voz y la Opinión (Periodismo Judeo Argentino Independiente) dejó de imprimirse en papel y tiene su lugar en Internet (www.lavozylaopinion.com.ar).
De ahí rescatamos una perla documentada sobre un tema que la va a erizar la piel a muchos.
Una entrevista al historiador del nazismo en la Argentina Carlos De Napoli revela que Juan Domingo Perón contrató al médico nazi danés Karl Peter Vaernet en el Ministerio de Salud con una función específica: "curar" a gays y lesbianas de su "enfermedad" específica.
Sí, para Perón la homosexualidad era una enfermedad y por eso ordenó al Ministerio de Salud contratar y poner todos los medios necesarios al endocrinólogo de Hitler para tratar a los "sexualmente diferentes".
Vaernet ya había desarrollado en Alemania e intentó hacerlo en la Argentina un tratamiento consistente en introducir en el paciente un llamado "dosificador metálico de hormonas (inventado y patentado por el mismo Vaernet) que segregaba testosteronas y otras hormonas que supuestamente curaban la "enfermedad".
La entrevista publicada en La Voz y la Opinión dice textualmente así, preguntado De Napoli por el hallazgo inédito de este material, responde:
"Yo no lo descubrí. El mérito corresponde a Peter Tatchell, un gay británico que con una ONG luchó por reivindicar los derechos de los homosexuales. Sólo armé una corta biografía con acento en su estadía en la Argentina donde murió en 1965. Se encuentra enterrado en el Cementerio Británico. En Dinamarca llaman a Vernet "el Méngüele" dinamarqués. Título muy logrado ya que de casi ningún médico nazi hay tanta documentación como sobre las experiencias con homosexuales que realizaba en los campos de concentración Buchenwald, El SS Vaernet, amigo personal del criminal Heinrich Himmler, tenía en el barrio capitalino de Palermo, sobre la calle Uriarte, una clínica dedicada a la "curación de homosexuales" y a su especialidad como endocrinólogo, edificio aún existente. Trató a muchos personajes de nuestra llamada "alta sociedad" cuyos padres no admitían las inclinaciones sexuales de sus hijos. Existen al respecto dos testimonios contundentes de un hombre y una mujer, pero hacia fines de la década del 50 la válvula había caído en desuso. Por uno de los testigos sé que aplicaban un medicamento llamado entonces Geriax, de Laboratorios Otto, junto a un cóctel variado de otras hormonas, que dependía del paciente según fuera gay o lesbiana".
Hasta aquí el impresionante testimonio de lo que Juan Domingo Perón consideraba una enfermedad que debía curarse como es la homosexualidad.
Si se conservan aún los registros históricos del Ministerio de Salud, debiera figurar la contratación del médico nazi ordenada por Perón, pues en aquella época todo nuevo empleo e inversiones en la administración pública debían llevar el nombre de quien recomendaba el contrato. Y la clínica que Karl Peter Vaernet montó en la calle Uriarte más el personal que ahí trabajaba y la tecnología que debió implementarse para solventar el dosificador metálico de hormonas no fue poco dinero como para pasar desapercibido. Toda esa inversión fue ordenada directamente por Juan Domingo Perón.
Es increíble cómo pasan los años y siguen surgiendo en la Argentina –y en el mundo entero, nuevas evidencias y revelaciones sobre el increíble raid criminal que desarrolló Hitler y los científicos que contrató para su finalidad de "la raza superior".
No debe asombrarnos que los proyectos que alguna vez desarrolló el nazismo hayan sido seguidos de una u otra forma en varios lugares del mundo.
Werner von Braum fue adoptado por Norteamérica para seguir desarrollando en ese país los viajes a las estrellas que alguna vez soñó Hitler y que después hizo posible la agencia aeroespacial NASA..
Nuevos documentales realizados por la señal del History Channel dan cuenta incluso del trabajo secreto en que se halló abocado la Alemania nazi para la construcción de tecnología similar a lo que hoy se denominan UFOS o platos voladores.
Y un tema sobre el que daremos cuenta pronto es el de la búsqueda en la Patagonia de un tesoro valuado en dos mil millones de dólares que aún no fue localizado. Se trata de la llamada Cámara de Ámbar, un tesoro que los nazis saquearon durante su invasión a la URSS y la llevaron a la Cancillería en Berlín, refugio de Hitler.
Aunque la leyenda dice que esa monumental obra fue destruida durante los bombardeos que culminaron con la caída del nazismo, nunca se hallaron restos del tesoro bajo los escombros, y se supone que Hitler los hizo retirar y llevarlos a otro sitio. Las búsquedas hasta ahora resultaron infructuosas. Fue la habitación del zar de Rusia, y para trasladarla se precisaban decenas de contenedores, algo que no puede pasar desapercibido en ningún lugar del Planeta. La Patagonia post segunda guerra mundial era un territorio que los nazis conocían muy bien, igual que la soledad y el aislamiento de amplias zonas marítimas, lugar donde cualquier mudanza compleja hubiera pasado desapercibida.
Por hoy nos quedamos con esta sorprendente historia del médico nazi que contrató Perón para el tratamiento de la homosexualidad.