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El ludópata, su familia y los prestamistas

En la vida del ludópata y de su familia, cuando blanquea su situación, hay un personaje siempre presente: los prestamistas.

EL ludópata pierde. A veces gana, pero se queda hasta perder todo. Todo y más. Ya sabemos: el ludópata es adicto al juego, no al dinero.

Pérdidas, mentiras a la familia, desesperación. Y vuelta a perder.

En la vida del ludópata y de su familia, cuando blanquea su situación, hay un personaje siempre presente: los prestamistas.

En el círculo vicioso de jugar-perder-jugar, el ludópata pide préstamos. Adelantos en el trabajo, un amigo, un familiar, el banco, la tarjeta de crédito, la billetera virtual, Préstamos ya (o como se llamen), prestamistas del barrio.

Una cosa es el préstamo del banco, otra es el de la tarjeta con sus intereses, otra es de Préstamos ya y prestamistas, con sus intereses de intereses de intereses.

El ludópata es responsable cuando pide un préstamo, pero lo hace porque se enfermó de una adicción. El ludópata le pide al juego, y como no le da, le pide al prestamista, que sí le da.

Los préstamos y prestamistas terminan siendo, en casi todos los casos, algo con lo que termina cargando la familia.

Recuerdo que hace unos años, una periodista muy jóven se puso a llorar al terminar la nota. Me contó que su papá era ludópata, que se había suicidado hacía sólo 3 meses, y que el prestamista seguía golpeando la puerta de su casa del 1 al 5 de cada mes. Ella imitó el golpe en la puerta con un golpecito en la mesa, y fue algo que no pude olvidar nunca. Su angustia, su duelo (con todos los enigmas que dejan los suicidios) y el prestamista heredado.

En un mundo en que ni siquiera hay que salir a pedir préstamos porque los ofrecen como si fueran alfajorcitos de maicena (Mercado Pago me ofrece uno todas las semanas), me pregunto qué hacemos.

Casinos por doquier, publicidades que naturalizan las apuestas, afianzando la fantasía de vivir del juego, billeteras virtuales, tarjetas de todos los colores, prestamistas con nombre de Banco, prestamistas en joguineta.

Entonces, en este mundo que ofrece 2×1 en productos, cuotas y préstamos a troche y moche, resulta imprescindible no perdernos, no marearnos, no esclavizarnos ni enfermarnos de consumo e ideales ajenos de libertad.

La verdadera apuesta es a pensar, a sentir, a querer y ser queridos, a escuchar música mientras vemos la lluvia cayendo sobre las hojas del árbol de enfrente.

No nos subamos a la calesita de la ambición y la locura, seamos rebeldes.

 

Lic. DÉBORA BLANCA

Directora de Lazos en juego

Ig deborablancalj

Youtube Débora Blanca

FB Licdeborablanca

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