El legado de Yabrán en Entre Ríos: una plaga incontrolable de ciervos
¿Registras qué fueron "los hipopótamos de la cocaína"? Un legado inesperado de Pablo Escobar. Ahora en el campo del cartero suicidado en Larroque ocurre algo similar.
Don Pablo Escobar había instalado un zoo en su Finca Napoli, Medellín, llevando animales exóticos de todo el mundo. Entre ellos, temibles hipopótamos que son bichos extra agresivos, territoriales y se reproducen como conejos.
Cuando los Bloques de Búsqueda de Pablo Escobar lo mataron, hace más de 20 años, el gobierno colombiano abandonó el cuidado del zoo privado, los hipopótamos escaparon buscando alimentarse en otras zonas y fue una pesadilla que se cobro vidas humanas y el desequilibrio del eco sistema. Esas "criaturitas de Dios" (así llamaba Fontanarrosa a toda especie animal) pesan varias toneladas y su necesidad alimentaria los hace devorar toda fauna que encuentren a su paso.
Alfredo Yabrán se voló la tapa de los sesos (no creas las hipótesis conspirativas y sensacionalistas que suponen un falso suicidio en su campo de Larroque, Entre Ríos) años después de la muerte de Pablo Escobar y con una similitud llamativa. "Don Alfredo" había poblado sus campos con ciervos traídos del Sur, donde poseen su hábitat natural.
La sucesión de "el cartero" sigue su curso, pero nadie de su entorno regresó a Larroque. Hay misas semanales en su memoria, su hermana Angélica agrega el nombre de "Alfredo" en la lista de plegarias por los fallecidos y el sacerdote de turno lo menciona como al resto de los que ya pasaron al otro mundo.
Pero la estancia "San Ignacio" donde Yabrán se disparó en la boca con una carabina 1270 después de una comer una picada campestre, no es lugar de peregrinación para su gente ni para los 5000 pobladores de Larroque.
La gente de campo no quiere encontrarse con fantasmas, pero las autoridades tampoco.
Nadie se encargó de los ciervos que cuidaba Yabrán, entonces sin control los animales se reprodujeron y salieron a las inmediaciones en busca de alimento.
No son animales dañinos, pero devoran todo alimento que puede sustentar la existencia de otras especies más pequeñas y vulnerables de la zona.
Es una constante que cuando el hombre mete mano indiscriminadamente en la naturaleza y altera su curso natural, las cosas se desbarrancan.
Y cómo las ONG que se ocupan de la vida silvestre desconocen lo que ocurre en Larroque, la zona se ha convertido en un coto de caza indiscriminado. En lugar de capturar los ciervos y devolverlos a su hábitat del sur, se los mata para faenarlos y hacer festines al asador.
No citamos a quienes fueron invitados a esas pantagruélicas comidas, pero ya es hora que las autoridades provinciales o nacionales se ocupen en serio del caso.
¿El casco de estancia y demás instalaciones? En estado de total abandono, como es lógico si nadie se ocupa de ellos.
Todo lo material se puede volver a reciclar, pero ya vivimos paradigmas más humanitarios con las especies animales y es hora que los ciervos regresen al sur y dejen de ser la diversión de los tiradores aficionados o profesionales.