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El largo camino de Miguel Del Sel

* Por Jorge Triaca, Diputado Nacional Pro. Si todo hombre es discípulo de una palabra profunda, la palabra que ha regido el camino de Miguel del Sel ha sido “convicción”. Desde diciembre, cuando recibió la invitación a participar en política hasta el 24 de julio pasó por distintos momentos complejos, pero etapas de un proceso.

Para muchos la política son solo sucesos, pero Miguel demostró que es todo lo contrario. En enero, escuchó a quienes nos acercamos para ofrecerle nuestra visión de la política. Que podía esperar del camino que iba a recorrer y que veíamos que podía ofrecer.

La decisión no era fácil, se trata de un hombre exitoso en su profesión, con compromisos con sus socios de Midachi.

Había que construir desde cero; sumar voluntades, unir estructuras políticas dispersas, diagramar una campaña política y saber encarnar en un discurso, y una práctica coherentes con él, la identificación que tiene con los santafesinos.

Miguel debía enfrentarse a toda clase de prejuicios; que era nuevo, que no tenía experiencia política. Ilustres figuras de la política, lo recibieron con opiniones que desnudaban el profundo desprecio hacia lo popular y las inconsistencias de un discurso que se dice progresista y que en los hechos era todo lo contrario; las alusiones porteñas del candidato Solanas buscando instaurar una suerte de voto calificado, y las menciones del actual Gobernador Binner acusándolo de payaso, mostraron antes de las primarias un real rechazo de ciertas expresiones políticas que se profundizó después del éxito conseguido en las elecciones, donde Del Sel, sin competir con nadie, alcanzó una adhesión sin precedentes que lo colocaba como un nuevo actor en la provincia. Desde el kirchnerismo se lo acusó de mentiroso y de no saber, se inventaron operaciones contra él. En escenarios cambiantes, como aquellos producto de que el proyecto presidencial de Mauricio Macri se pospusiera hasta 2015, y cuando muchos pensaron que se bajaba de su candidatura a gobernador, Miguel mantuvo la convicción, alimentado por su vocación y por lo que recibía de su contacto diario con su pueblo.

En la campaña, recibió rotundas muestras de afecto, de apoyo, y fue urgido a representar un mensaje claro y definitivo del pueblo: basta de planes, queremos trabajo, basta de jóvenes en la droga, queremos educación y basta de inseguridad, queremos justicia.

Miguel Del Sel transmitió esperanza de una manera simple, rotunda y eficaz, no esperándola sino viviéndola. Actuando para transformar la realidad del modo en que se lo pidieron los hombres, mujeres y niños de la Provincia.

Supo entender que la felicidad es un bien escaso para el pueblo, pero demostró que puede ser conseguida; encarnó aquello de que, como un regalo, la felicidad se da a quienes lo desenvuelven.

Llegaron las elecciones y todo el universo político se sorprendió por los resultados. Muchos se preguntan si este es el final de aquel largo viaje que emprendió. Sería egoísta detenerse ahora, Miguel va a seguir, es su derecho y, en cierto modo, también un deber.