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El ladrón del siglo cambia de oficio, Vitette ahora es joyero

A horas de abrir su nuevo negocio habla de todo: sus robos, su dinero, el miedo y Argentina, el país que extraña. Entrá y escuchá a Vitette.

Desde su casa en Uruguay, Vitette atiende a JusticiaCero horas antes de la apertura de su nuevo desafío: "Verde Esmeralda", la joyería y relojería que abrirá con su yerno en San José.

"Yo soy lo que quiero ser, no lo que quieran otros" asegura en claro desafío a algunos ministros uruguayos que en las últimas semanas llegaron a sacarlo de los bancos de su país.


Ahora Vitette vive en un hotel, en su propio hotel. En ese lugar y en la playa pasa la mayoría de sus días desde que fue expulsado de Argentina, al cumplir la mitad de la pena por el millonario golpe al Banco Río.

Él no se esconde ni reniega de su pasado. "siempre voy a ser ladrón" asegura, pero hay una sola cosa a la que le teme y no duda en afirmarlo: "la mirada de mi hija".

Desafiante, casi soberbio, Vitette asegura no tenerle miedo a nadie "yo soy el miedo" dispara ante la pregunta si no teme que alguien lo busque para vengarse por el robo a las cajas de seguridad.


Sin embargo se siente perseguido. Asegura que es porque los hechos recientes le demuestran que es así. En Uruguay el banco le cerró sus cuentas porque no querían tener a un ladrón entre sus clientes.

Él acusa al ministro del interior de ser quien dio la orden y ahora ya no quiere tener su dinero y joyas en bancos, quiere portar un arma para defenderse de cualquier ataque. Sí, el ladrón teme ser robado.

  

De su joyería cuenta que va a ser un trabajo en conjunto con su yerno. Vitette es relojero de toda la vida y su nuevo desafío, asegura, es saber el precio de las piedras y del oro.

¿Estará el dinero del Banco Río en su nuevo proyecto? Él dice que no sabe. "Yo no separo el dinero por ilícito, lo tengo todo junto, no sé si esto es de un robo o de otro" asegura.

 

Luis Mario Vitette Sellanes vuelve a ser noticia. Quiere serlo y lo logra. No lo esquiva. Sólo él sabe, o quizá ni siquiera, si parte de aquel millonario botín hoy es parte de su casa o de su taller. O tal vez, descanse guardado esperando un nuevo proyecto, un nuevo sueño del "ladrón del siglo".