El lado oscuro del glamour
*Por Raquel Roberti. Valeria Mazza y su megaproyecto en Manantiales, con sospechas y cuestionado por los vecinos. Giordano, en quiebra y con prohibición de salir del país, organiza un desfile en el Conrad. No todo es blanco y radiante.
El fin de año marca, inexorablemente, el comienzo de la temporada más esperada por las revistas del corazón: en el glamoroso mundo de millonarios y famosos encuentran los elementos que atraen a sus lectores. Y si veranean en Punta del Este, la mesa está servida.
El tradicional balneario uruguayo suele concentrar a los más fieles representantes de la vida top, aunque este año la localidad que se perfila como centro de reunión de la gente chic –cansada del trajín veraniego de La Barra– es Manantiales. En Uruguay algunos sostienen que la tendencia obedece a que la zona norte de ese país es la de mayor convocatoria de inversiones inmobiliarias. Entre ellas destaca la de Valeria Mazza y su esposo, Alejandro Gravier, destinada a un megaemprendimiento de hotel, apartamentos y casas con vista a la exclusiva playa.
Pero a un mes del anuncio –realizado por la ex reina de las pasarelas en el World Trade Center de Montevideo– los vecinos de Manantiales prometen iniciar una demanda porque el complejo no presentó el estudio de impacto medioambiental. A eso se suma que la ordenanza municipal que regula las construcciones en la localidad fue oportunamente modificada para que el proyecto fuera viable, y existen sospechas sobre la operación de venta del terreno, en la que está involucrado el ex intendente suplente y actual Director de Planificación y Ejecución Presupuestaria de Maldonado.
Por otro lado, el inefable estilista Roberto Giordano, a quien la Justicia argentina decretó quiebra personal y está a punto de tomar la misma medida con su empresa Aspil s.a. –lo cual incluye la prohibición de salir del país–, organizó su tradicional desfile en el Conrad Resort & Casino, un hotel en cuya construcción hay varios puntos oscuros. Como se ve, no todo es tan blanco y radiante como parece en la temporada esteña.
"Se lesionaron derechos adquiridos", señaló Julio Iribarne, abogado del prestigioso estudio jurídico Ferrere que representa a propietarios del barrio cerrado Terrazas del Cultural, cercano al nuevo emprendimiento de Valeria Mazza. "La gente compró terrenos o casas bajo una reglamentación que hablaba de un nivel mínimo de edificación, dentro de un entorno agreste –explicó el abogado–.
Esta obra propone edificios de varias plantas desde un punto elevado del terreno y la consecuente tala de árboles. Les cambiaron las reglas de juego. Aún no pudimos ingresar la demanda por la feria judicial pero lo haremos. Mientras tanto, esperamos respuesta a las notas que presentamos a principios de diciembre en el municipio y en la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama)."
Todo comenzó cuando la ex modelo entrerriana viajó a España y se alojó en el Hotel Selenza.
Quedó tan deslumbrada por las lujosas instalaciones y la novedosa propuesta de talasoterapia, que impulsó la construcción de uno similar en Manantiales. Contó con el apoyo incondicional de su marido, Alejandro Gravier, y supo convencer a Félix Abánades, presidente del grupo español Rayet, propietario de la cadena hotelera. El grupo uruguayo BGL se sumó a la inversión del proyecto, en el que Mazza y Gravier participan a través de la empresa Vamagra.
El predio donde se levantaría el complejo, que promete un hotel con 32 habitaciones, cuatro edificios de dos plantas con doce departamentos cada uno y doce casas, suma 28.637 m2 frente al mar. Hasta diciembre de 2009 allí se podía construir con una altura máxima de siete metros. Pero en esa fecha se modificó la reglamentación aumentando la altura a nueve metros. Lo curioso es que en la modificación se menciona específicamente "los predios urbanos frentistas a la ruta 10 pertenecientes a las manzanas 32, de Manantiales". Es decir, el terreno en cuestión.
También es llamativo que los vecinos de la localidad, unos 200 permanentes, presentaran notas al intendente de Maldonado un año antes del cambio de reglamentación, señalando que se estaba procediendo al relleno de esas tierras, lo cual elevaba el nivel de una posible construcción y derivaba en una modificación de hecho en la reglamentación.