El joyagate llega a la Corte Nacional
El caso parecía terminado. El caso parecía cerrado, pero no, sigue abierto.
Y lo más curioso de todo es que la decisión final estará en manos de la Corte Suprema de Justicia. Y algo peor aún: y todo por una joya, y todo a pesar de que el joyero fue indemnizado por el faltante.
El "joyagate" no termina. Hace una semana, Moria Casán se fue feliz del juzgado federal de Morón porque el juez Juan Pablo Salas rechazó un pedido para extraditarla tanto a ella como a Luciano Garbellano para que fueran juzgados en el Paraguay por la "apropiación indebida de una joya".
Con ese fallo, Moria llegó a decir que ahora sí se animaba a viajar a Paraguay, incluso, sometiéndose a que le tomaran una foto, cuando la esposaran al bajar del avión.
Paraguay hizo el pedido de extradición porque considera que la causa contra Moria y Garbellano no está cerrada, y la acción penal no cesó más allá de que hubo un acuerdo económico con el joyero Armando Benítez para resarcirlo por la joya que le había prestado a la diva argentina y que nunca más apareció.
La lectura que hacen los defensores de Moria y de Garbellano es que la jueza paraguaya Dina Marchuk no cierra el proceso y mantiene vigente la orden de captura internacional porque las fiscales de ese país están enfurecidas con Garbellano.
El tema es así. Apenas empezó el caso hace más de un año, Garbellano fue citado a declarar por la justicia de Luque y desafió a las fiscales al grito de: "si quieren algo tan mediático, pónganse un conchero". Lo que creen en la defensa de Moria y Garbellano es que esa afrenta, sacó a los fiscales, al punto que decidieron seguir la causa hasta el final, más allá de que las partes ya arreglaron, y que le pena en expectativa para esta clase de delito es baja.
Un ejemplo, de esto es que el tercer implicado, Alexis Galo Soto, el asistente de Moria, viajó a Paraguay para ponerse a derecho, y se "comió" una semana de cárcel en uno de los peores presidios. Así y todo, cuando salió, no le archivaron la causa y sólo le concedieron una probation.
Ahora, el fiscal argentino Sebastián Bazzo, apeló ante la Corte Suprema de Justicia para que la extradición se cumpla. Entiende que el proceso no está cerrado, y que Moria y Garbellano deben ser juzgados en Paraguay por el delito que les imputan por la desaparición de la "maldita joya".
Ahora, la Corte Suprema de Justicia tendrá la palabra y deberá decidir si Moria es extraditada, o no. Por ahora, si sale del país, va presa. La captura no cesó, y eso, nadie lo discute.
El "joyagate" no termina. Hace una semana, Moria Casán se fue feliz del juzgado federal de Morón porque el juez Juan Pablo Salas rechazó un pedido para extraditarla tanto a ella como a Luciano Garbellano para que fueran juzgados en el Paraguay por la "apropiación indebida de una joya".
Con ese fallo, Moria llegó a decir que ahora sí se animaba a viajar a Paraguay, incluso, sometiéndose a que le tomaran una foto, cuando la esposaran al bajar del avión.
Paraguay hizo el pedido de extradición porque considera que la causa contra Moria y Garbellano no está cerrada, y la acción penal no cesó más allá de que hubo un acuerdo económico con el joyero Armando Benítez para resarcirlo por la joya que le había prestado a la diva argentina y que nunca más apareció.
La lectura que hacen los defensores de Moria y de Garbellano es que la jueza paraguaya Dina Marchuk no cierra el proceso y mantiene vigente la orden de captura internacional porque las fiscales de ese país están enfurecidas con Garbellano.
El tema es así. Apenas empezó el caso hace más de un año, Garbellano fue citado a declarar por la justicia de Luque y desafió a las fiscales al grito de: "si quieren algo tan mediático, pónganse un conchero". Lo que creen en la defensa de Moria y Garbellano es que esa afrenta, sacó a los fiscales, al punto que decidieron seguir la causa hasta el final, más allá de que las partes ya arreglaron, y que le pena en expectativa para esta clase de delito es baja.
Un ejemplo, de esto es que el tercer implicado, Alexis Galo Soto, el asistente de Moria, viajó a Paraguay para ponerse a derecho, y se "comió" una semana de cárcel en uno de los peores presidios. Así y todo, cuando salió, no le archivaron la causa y sólo le concedieron una probation.
Ahora, el fiscal argentino Sebastián Bazzo, apeló ante la Corte Suprema de Justicia para que la extradición se cumpla. Entiende que el proceso no está cerrado, y que Moria y Garbellano deben ser juzgados en Paraguay por el delito que les imputan por la desaparición de la "maldita joya".
Ahora, la Corte Suprema de Justicia tendrá la palabra y deberá decidir si Moria es extraditada, o no. Por ahora, si sale del país, va presa. La captura no cesó, y eso, nadie lo discute.