El INDEC, ante el FMI y la realidad
La llegada de la misión del FMI para, al menos formalmente, asesorar al Gobierno en la confección de un índice de precios al consumidor nacional se produce en momentos en que el índice que elabora el INDEC choca en forma creciente con la realidad y con las demandas sociales.
Según las evaluaciones privadas, en los últimos doce meses los alimentos aumentaron entre un 30% y 40%, lo cual implica un serio deterioro del poder de compra del conjunto de los consumidores, pero que afecta especialmente a los sectores de menores ingresos que dedicar una porción proporcionalmente elevada al gasto en productos de primera necesidad.
Esta realidad ya se está reflejando en las expectativas para las próximas negociaciones salariales. En primer lugar, el Gobierno propone que la próxima negociación salarial se oriente en pedidos de aumento del 18%, lo cual demuestra que no toma en consideración el índice de precios que elabora el INDEC a su cargo, sino los que elaboran consultoras privadas u organismos estadísticos provinciales.
Por su parte, los sindicatos, inclusive los más afines al oficialismo, ya hicieron saber que tampoco toman como referencia el indicador oficial y que sus demandas excederán largamente tanto los incrementos señalados por el INDEC y también el porcentaje lanzado por el Gobierno. Puede constatarse así el modo en que la adulteración del Indice oficial ha privado a la sociedad de un punto de referencia confiable sobre la inflación, lo cual genera incertidumbre y contribuye a reproducir el fenómeno.
La llegada de la misión del FMI para asesorar al INDEC coincide con una creciente distancia entre el indicador de precios oficial y la realidad.