El increíble cambio de una chica que pasó del bullying a ser una diosa con 20 operaciones
Se llama Ellie Jones y desde muy chicas sufrió las burlas de su entorno por su rostro. Su problema no era sólo la apariencia.
Ellie Jones, una adolescente galesa, tuvo que atravesar momentos difíciles desde muy chica por las constantes burlas de sus compañeros de colegio por su rostro: tenía dientes desordenados y pómulos salientes. Hoy, a través de 20 operaciones, se convirtió en una diosa.
Cuando tenía 14 años acudió a un dentista para que la ayudara, pero los brackets no eran solución. La apariencia no era su único problema: ya no podía cerrar completamente la boca. Luego de una serie de estudios en profundidad, con una radiografía panorámica de la boca, la chica supo que tenía un extraño problema en su mandíbula. Desde los ocho años, esa parte del cuerpo había dejado de crecer.
Desde ese momento comenzó comenzaron las complejas tareas de los médicos: la primera operación en su rostro fue cuando cumplió 16 años. Ahora, a los 20, pasó esa misma cantidad de veces por el quirófano. "Fue muy doloroso", confesó.
"En cada operación tenía que estar un mes alimentándome sólo con líquidos. No podía hablar bien y tenía que usar un bloc de notas para comunicarme", explicó Ellie. "El cambio de apariencia hizo que mi autoestima aumentara. Yo era tímida, pero ahora me siento más confiada. Esto cambió mi vida", agregó.
"Es muy triste ir a la escuela y que todos te digan fea. Las bromas son crueles. Y sabés que al otro día volvés al aula y será igual. Año tras año, igual. Te duele en el alma ser adolescente y ver cómo todas las chicas son invitadas para ir a bailar y en vos nadie se fija. Tuve una infancia y una adolescencia muy dolorosa en cuanto a la relación con mis pares. Me salvó el infinito amor de mi familia", comentó.
Aquellos días tristes para Ellie quedaron en el pasado. Ahora se siente más segura de sí misma, pero lejos está de tomar una postura revanchista antes quienes se burlaron de ella.
"Mi esencia no cambió. No miro de costado a los que me maltrataron. Pero infinidad de chicos que se burlaron de mí, ahora se acercan para invitarme a salir. Por supuesto que algunos de ellos me gustaban y me siguen gustando, pero jamás aceptaría una invitación de parte de ellos. No siento placer por rechazarlos, sino un profundo orgullo. Porque siempre di la cara. Nunca me escondí. Lloré mucho en silencio. Y ahora hay una nueva vida para mí", concluyó.
Cuando tenía 14 años acudió a un dentista para que la ayudara, pero los brackets no eran solución. La apariencia no era su único problema: ya no podía cerrar completamente la boca. Luego de una serie de estudios en profundidad, con una radiografía panorámica de la boca, la chica supo que tenía un extraño problema en su mandíbula. Desde los ocho años, esa parte del cuerpo había dejado de crecer.
Desde ese momento comenzó comenzaron las complejas tareas de los médicos: la primera operación en su rostro fue cuando cumplió 16 años. Ahora, a los 20, pasó esa misma cantidad de veces por el quirófano. "Fue muy doloroso", confesó.
"En cada operación tenía que estar un mes alimentándome sólo con líquidos. No podía hablar bien y tenía que usar un bloc de notas para comunicarme", explicó Ellie. "El cambio de apariencia hizo que mi autoestima aumentara. Yo era tímida, pero ahora me siento más confiada. Esto cambió mi vida", agregó.
"Es muy triste ir a la escuela y que todos te digan fea. Las bromas son crueles. Y sabés que al otro día volvés al aula y será igual. Año tras año, igual. Te duele en el alma ser adolescente y ver cómo todas las chicas son invitadas para ir a bailar y en vos nadie se fija. Tuve una infancia y una adolescencia muy dolorosa en cuanto a la relación con mis pares. Me salvó el infinito amor de mi familia", comentó.
Aquellos días tristes para Ellie quedaron en el pasado. Ahora se siente más segura de sí misma, pero lejos está de tomar una postura revanchista antes quienes se burlaron de ella.
"Mi esencia no cambió. No miro de costado a los que me maltrataron. Pero infinidad de chicos que se burlaron de mí, ahora se acercan para invitarme a salir. Por supuesto que algunos de ellos me gustaban y me siguen gustando, pero jamás aceptaría una invitación de parte de ellos. No siento placer por rechazarlos, sino un profundo orgullo. Porque siempre di la cara. Nunca me escondí. Lloré mucho en silencio. Y ahora hay una nueva vida para mí", concluyó.