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El hoy de cada historia

* Por Adrián Pecollo. El síndrome de River se adueñó del poder radical en Río Negro. Su historia contradice su actual pesadumbre. Hay conciencia del vago presente, pero teme más un futuro siniestro, fuera del Estado provincial.

La mayoría del oficialismo está convencida de que otros tiempos llegan.

La derrota en Río Colorado acentuó esa idea y derrumbó las pocas creencias favorables. Un reflejo para la permanencia se gestó esta semana debajo de aquellas ruinas.

Río Colorado no es Río Negro, pero Juan Villalba sí se parece a Miguel Saiz.

El intendente, exponente de la perpetuidad radical, expresó además un mando con demasiadas similitudes a la gestión provincial. Bien cerrado y confrontativo. ¿Cómo explicar que forzara un plebiscito para un plan de pavimento y cordón cuneta de 161 cuadras si no era producto de la incapacidad para lograr consensos?

No fueron sus diferencias sino sus armonías las que llevaron a Saiz a elegir a Villalba para conducir el Comité Central.

Así, el gobernador también perdió en Río Colorado. Allí ventiló su práctica y fustigó en esa campaña a referentes radicales contrarios a su pensamiento.

Ese fracaso local impactó de lleno en la proyección de César Barbeito. No estuvo en los últimos trancos proselitistas. No concurrió a la inauguración de Salto Andersen ni al cierre de campaña. Sus ausencias respondían al proceder de Saiz, que siempre impone su elección y desconoce cualquier aspiración suya. A esa bronca que lo distancia de Saiz Barbeito la expresa en ámbitos cerrados, pues difícilmente el gobernador se entere de sus desacuerdos y –menos– de sus rabietas.

Muestra de esa desorientación, a Barbeito sí lo sorprendió el revés municipal en Río Colorado. Arriaga también afrontó ese costo. En cambio, Saiz pudo evitarlo porque le avisaron a tiempo, ya en viaje.

Esa elección ubicó al ministro en la real dimensión y detectó los riesgos. Se instaló el lunes en Viedma y se autoconvenció de que debía hablar seriamente con el gobernador. Fue a la tarde a la Residencia. Palabras y gestos medidos para insistir en que sus anhelos deben tener el cortejo provincial. Reclamó financiamiento –que hoy atesora el secretario Francisco González– y otro trato. Esbozó reparos por la ausencia en Bariloche. "Ya no puedo ir porque sólo preguntan por vos", esgrimió. "Yo no voy porque te dejo a vos el protagonismo", respondió Saiz. Un pretexto frente a la evasiva institucional que intentó corregir el viernes, casi un mes después del inicio del fenómeno volcánico.

Barbeito quedó complacido y fue toda su reacción. Fue poco. Arriaga fue el generador real de los últimos ajetreos radicales. Sorprende esta actualidad donde el oficialismo recurre a un gerente ajeno para azuzarse. El cipoleño puso negro sobre blanco. "No hay posibilidades si ustedes no acuerdan y suman a todos a trabajar", repitió ante Barbeito y Saiz, juntos y separados. "Si no, me vuelvo a mi casa y puedo aún ser candidato de Cipolletti", advirtió.

La fórmula registró el martes otro pedido de socorro de los socios cegetistas. Parte de esa dirigencia machacó con la necesidad de que se unifiquen. Son actos en defensa propia. Los partícipes –entre otros, el camionero Rubén Belich, el mercantil Walter Cortés y el estatal Juan Carlos Scalesi– tienen históricos duelos con el justicialista Carlos Soria.

Los socios observan con mayúscula preocupación que el oficialismo conviva con tantas contradicciones y apatía. Se rebelan a la indiferencia. Otros optaron por irse. Fabián Gatti se alejó por la sociedad radical con Arriaga pero, también, después de revisar las encuestas.

Hasta ahora el radicalismo persiste inmutable, pero desea otro destino. "La locura consiste en hacer la misma cosa una y otra vez y esperar resultados diferentes", decía el científico Albert Einstein. Un hombre del poder recordó esa definición histórica para describir acertadamente el momento del oficialismo.

El gobierno se ajusta a ese teatro. Su marcha ahora está focalizada en la faena proselitista. No hay pudor. Arriaga se sumó el miércoles a una reunión de gabinete por los planes electorales. Ese miembro extraño, de hecho, se impuso. "Ya hay que reunirse", ordenó cuando observó dilaciones para la reconstrucción interna. Al rato Arriaga cruzó la plaza para ver al vice. Luego Mendioroz recibió a González, Juan Accatino y Alberto Carosio.

El cipoleño lideró la operación. Penduló entre el gobernador y el vice para evitar que ambos se repitieran reproches y, además, delinear coincidencias mínimas.

El reencuentro, el jueves, de la cúpula radical fue amplio y también difuso en la resolución de ciertas estrategias.

¿Y el gobierno? Parece que finalmente habrá cambios en agosto, aunque sólo por la prohibición constitucional. Los ministros Barbeito, González, Cristina Uría, Alfredo Pega y Juan Accatino deberán dejar sus cargos cuando presenten sus candidaturas. Como muecas de distensión, el mandatario piensa promover en esas áreas a referentes de otros sectores.

El impulso de las colectoras aún recoge dudas. Se fijó un análisis puntual para cada una. El requerimiento central es que sumen votos a Barbeito con aportes no radicales. Esta restricción obedece al temor de que boletas afines dividan votos en los tramos inferiores. El más favorecido por esa maniobra será Unidos por Río Negro, el partido formado por los peronistas incorporados al gobierno. Ricardo Ledo guiaría la sábana y se formarían listas circuitales, posiblemente en Valle Medio (Alcides Pinazo), en Valle Centro (Carlos Tolosa) y en Valle Oeste (Silvia Jáñez).

La boleta del PPR será otra colectora para la fórmula. Esta relación igual quedará sometida a un conflicto en Viedma por el tramo municipal, donde propone a Mario De Rege a la intendencia enfrentando a Jorge Ferreira. El legislador deberá concentrarse en los planos locales si al menos pretende mantenerse del lado de Saiz, el único que aún lo respalda. Así, se punteó una opción para Viedma. La cumbre del jueves sirvió para fijar vías y acciones. Su formulación todavía es insuficiente para rearmarse. ¿Habrá tiempo para recuperar caudal propio y captar conciencias que cobija hoy el Frente para la Victoria?

Totalmente libre y sin obstáculos, Soria mejora su andar porque se sostiene en su silencio y el contraste radical. Continúa el armado de alianzas locales.

En internas, Bariloche resuelve hoy su candidato y casi no quedarán conflictos municipales. Ya estarían avanzados los acuerdos en Jacobacci (postulando al médico Mario Del Carpio), en Choele Choel (Daniel Belloso) y en Catriel (Luis Deus; incluso Soria anexó el apoyo del partido vecinal de Carlos Johnston).

El candidato resguarda una idea audaz. La candidatura a la Cámara de Diputados de Silvina García Larraburu exigirá su renuncia de la sábana. El paso más directo es el corrimiento y el ascenso de Carlos Peralta. Pero Soria piensa en ofrecer esa primera postulación a la defensora del Pueblo, Ana Piccinini.

Todo marcha en ese sentido y debería cerrarse esta semana. Ocurre que el PJ tiene que convocar al Congreso para esa inclusión y la posterior presentación de las candidaturas, prevista para el 2 de agosto. Será un mes antes del vencimiento del mandato de Piccinini, que Saiz firmó aunque no puso aún en vigencia el decreto ley para eliminar la prórroga que la ley permite en la Defensoría.

El oficialismo quiere volver a su pasado de atracción y de edificación de poder. Emprendió este intento para abroquelarse y requiere su concreción para empezar a soñar.

El Frente de Soria comienza a pensar que finalmente podría desmentir su historia de fiascos electorales.

Unos y otros hoy son lo que son: alegorías de la desesperación y del deseo político.
ADRIÁN PECOLLO

adrianpecollo@rionegro.com.ar