El hombre McDonald’s

Donald Groske, ciudadano del Estado de Wisconsin, se ha convertido en una verdadera 'contradicción viviente' a todas las indicaciones de los nutricionistas, puesto que no sólo no ha ganado peso, sino que tampoco han aumentado sus niveles de colesterol en exceso, pese a que desde el año 1972 no ha dejado de comer estas "bombas calóricas" prácticamente ni un solo día de su vida.

El 17 de mayo del 1972 Groske se comió tres Big Mac como almuerzo y le gustó tanto, que regresó dos veces más para comerse un total de nueve en una sola jornada.

Desde entonces el estadounidense se privó sólo unas pocas veces de su comida preferida: en el día de la muerte de su madre a petición de ésta; una ocasión en la que estaba de viaje en un lugar donde no había ningún McDonald’s abierto y por no poder alcanzar su restaurante a causa de un fuerte temporal de nieve.

Tras tener esta mala fortuna, el estadounidense decidió conservar varios Big Mac congelados en la nevera para evitar así quedarse sin ellos. El hombre nunca tuvo como objetivo estar inscrito en la lista de los Guinness, sino que, simplemente, le gusta esta comida: "Voy a seguir comiendo Big Mac todos los días. Supongo que no dejaré de comerlos hasta el día en que me muera".

Generalmente a Gorske le bastan 16 mordiscos para comerse un Big Mac. Anota la cantidad de hamburguesas ingeridas en sus calendarios. Cada lunes Gorske compra seis hamburguesas y cada miércoles otras ocho para guardar algunas en la nevera "por si acaso".

En 2004, Groske apareció en el documental de Morgan Spurlock, Super Size Me, en el que el protagonista, el propio director, se propuso comer comida de McDonald’s y de otras cadenas de comida rápida durante un mes entero con el fin de mostrar sus posibles efectos nocivos.

Spurlock, finalmente, se veía obligado a detener el "experimento" por los grandes riesgos para su salud que éste entrañaba. Gorske, al parecer, podría ser el primógenito preferido de Ronald.