El hombre al que Brenda Barattini le cortó los genitales con una tijera de podar: “Me quiso matar”
Afirmó que fue una venganza y agregó: “Sentí que me moría”. La arquitecta se negó a declarar.
Veinte meses después del hecho por el que ahora es juzgada Brenda Barattini -que en realidad se hace llamar por su segundo nombre, Micaela- se sentó este lunes en el banquillo. En la mañana de este lunes, cuando comenzó el juicio oral en su contra, casi no se la oyó cuando miró al tribunal en la Cámara 2ª del Crimen de Córdoba y les dijo que aún no iba a declarar.
Sergio F., su ex amante, al que ella le cortó el pene con una tijera de podar, sí lo hizo. Fue la primera vez que se dio a conocer su testimonio.
"Empezamos a tener relaciones y me dijo que me iba a dar una sorpresita. Que tenía algo para darme. Me puso un antifaz, como de terciopelo. Después me dijo que adivinara con qué me tocaba. También quiso atarme, pero no quise. Empezó a hacerme sexo oral. De repente sentí algo. Me quiso matar en ese segundo”. Así comenzó la declaración del hombre que una noche de noviembre de 2017 -como se vio en las impactantes fotos que se viralizaron- sostenía pedazos de su pene y testículos en el pallier del edificio de Brenda. En ese momento ella tenía 26 años y él, 40.
Sergio F. estaba casado y ella, una arquitecta muy activa en las redes sociales, estaba de novia. Ese dato no es sólo íntimo. Es vital en el juicio. Puede servir para probar o no el agravamiento por el vínculo en la eventual condena a la imputada. Por el momento, se le imputa el delito de lesiones gravísimas, que prevé una pena de entre tres y quince años de prisión.
Contra lo previsto, en la primera audiencia la fiscalía aún no definió si acusación a Brenda cambiará de "lesiones gravísimas agravadas por el vínculo" a "tentativa de homicidio agravada". Si así sucede, el juicio será suspendido. Según el Código Procesal cordobés, sólo un jurado popular puede juzgar un caso de homicidio.
Por eso, como explica a Clarín Iván Sironi, abogado de Brenda, "se decidió que ella no hable de antemano, para no exponerla dos veces, en dos juicios".
Si en algo coinciden víctima y victimario aún hoy es que entre ellos sólo había un vínculo sexual. Que se habían visto "unas 10 veces en total" a lo largo de un año. Hay otro punto en común: la querella habla de una premeditación -porque la mujer googleó cómo cortarlo y escribió una suerte de diario en la que detalló lo que iba a hacer- y la defensa lo admitió.
Pero allí nace una discrepancia tajante entre ambos planteos. Ella dice que su intención no fue atentar contra su vida, sino que quería lastimarlo como él la lastimó a ella al compartir por WhatsApp (sin su consentimiento) un video de los dos teniendo sexo. Y él asegura que la venganza en realidad era matarlo.
En la puerta del tribunal se hizo presente un grupo feminista que apoya a Brenda. Avalan la hipótesis de que ella en realidad sería una víctima, por su vulneración a través del video compartido. "Para que yo reaccionara de esa manera, me generó un daño muy grave. Un daño psicológico muy grande. Vulnerando mi intimidad, y eso no se hace. Ni a una mujer, ni a un hombre, ni a nadie. Yo respondí... quizá no de una manera correcta, pero respondí", había dicho ella meses atrás al diario La Voz.
Esas imágenes no forman parte de la causa, según dijo Sironi, "porque se han borrado". Pero el abogado llamará como testigo al ex abogado de Brenda -parte del grupo de amigos de Sergio F., a través de quien lo conoció-, para que diga que sí lo recibió. "Si no lo hace, como antes lo declaró, se lo acusará por falso testimonio", apuntó.
Sironi habla de dos contradicciones en las que incurrió Sergio F. en la primera audiencia. “En una primera declaración, en 2017, dijo que entre los dos se habían mandado fotos y videos y también dijo que los había compartido. En una segunda declaración dijo que no había ni fotos ni videos; y que no los había compartido.”
En su declaración ante el tribunal, Sergio F. recordó que tras el ataque "perdía sangre a chorros". Incluso los vecinos del departamento de Chacabuco al 500, donde vivía la arquitecta, le traían trapos para que hiciera presión contra su pene. "Sentí que me moría", repitió al menos dos veces este lunes. En las fotos se lo veía en ojotas, jean y rodeado de botellas de agua que le acercaban desde todos los departamentos. Mientras estaba "tirado", recordó, se despidió de su mujer y de sus amigos.
Tras varias operaciones, lograron reconstruirle los genitales. El resultado de esas intervenciones es el tercer punto fuerte en el juicio.
“No sabía qué me había cortado. No vi nada. El dolor fue un segundo. Ella salió de encima mío, yo intenté levantarme, me subo los pantalones e instintivamente agarro el celular, para llamar a una ambulancia. Quiero salir y ella comienza a insultarme. Me agarró de la remera, de los pelos, y no me dejaba salir. Yo estaba con una mano haciéndome presión. Atiné a salir, y me agarraba, no dejaba irme. Metí una llave que encontré por ahí y pude abrir", dijo la víctima este lunes.
La fiscal Laura Battistelli inició las preguntas a la víctima. Antes del debate, anticipó que la figura penal podía agravarse. Este martes, en la segunda audiencia, se presentará como testigo Gonzalo, la ex pareja de Brenda. Él fue llamado tanto por la defensa como la querella. Desde el lado de la acusada llevarán las preguntas hacia el punto que logre probar que Gonzalo y Brenda eran una pareja con proyectos y que así se mostraban en su entorno. El objetivo: evitar un agravamiento por el vínculo.
Brenda está detenida desde la noche del ataque, en noviembre de 2017. Ella esperó a la Policía, no intentó deshacerse de la tijera de podar, ni limpió la escena. Pero en un principio dijo que Sergio F. había intentado abusar de ella. Luego no lo sostuvo y habló de violencia psicológica. En la cárcel se puso de novia con otra interna, María Laura. Su abogado dice a Clarín que esta relación es importante porque, después de la difusión del video que ellos denuncian, "Brenda le teme a los hombres".
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