El hijo de Yiya Murano está muy grave: necesita de un trasplante de corazón
Martín Murano fue diagnosticado de graves problemas cardíacos. Para solventar el tratamiento tuvo que poner en venta los derechos sobre su historia.
Martín Murano, el hijo de la recordada 'Yiya', también llamada la "envenenadora de Monserrat", se encuentra muy grave de salud. Le diagnosticaron problemas cardíacos, por lo que necesita ser trasplantado y, aún así, los médicos no le aseguran que pueda sobrevivir.
Para costear el tratamiento y solventarse económicamente en ese tiempo de recuperación en que no podrá trabajar, Martín, escritor del libro "Mi madre, Yiya Murano", decidió vender los derechos cinematográficos de la obra, basada en su historia como hijo de la mujer que fue encontrada culpable de tres asesinatos por envenenamiento.
"Martín Murano, hijo de Yiya, vendo a la brevedad los derechos para la película, de mi libro, MI MADRE, YIYA. Yo quería hacer el personaje de mi viejo en la película, pero sé que es imposible, por eso vendo los derechos de mi libro para quien quiera hacerla", escribió en un comunicado que su representante se encargó de acercar a las productoras cinematográficas y a los medios.
"Arritmia, insuficiencia cardíaca, varios infartos y exceso de líquido en mis pulmones. Me prohibieron caminar más de 200 metros, no puedo casi respirar normalmente y los dolores en el pecho no cesan", detalló sobre su estado de salud en el escrito.
"Mientras duró el musical y las regalías de mi libro pude solventar los gastos que mi enfermedad demanda. En la actualidad la empresa o cooperativa donde yo trabajaba no quiere seguir pagándome el sueldo por enfermedad y el trámite de pensión por incapacidad es lerdo. Exactamente el 70 por ciento de los ingresos que percibía se lo lleva mi medicación; el resto, alquiler y comida a duras penas", relató Martín, poniendo en relieve su mala situación económica.
"Las probabilidades de vida según los médicos son menores al 15 por ciento y si lograra seguir mi corazón no tiene cura. Vale decir que lo que me resta de vida deberé pasarlo así. La realidad es una y me cansé de ignorarla. Gracias y hasta siempre", concluyó el hombre de 50 años e instructor de artes marciales.