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El gran desafío de los próximos comicios

* Por Luis Sarmiento García - Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. A partir de la derrota del kirchnerismo en Capital Federal en primera vuelta -y en vísperas de la segunda-, el autor analiza los cambios en el panorama político nacional.

El 10/7/11 hubo elecciones en la ciudad de Buenos Aires. Los grandes números indican que Mauricio Macri obtuvo el 47%, Daniel Filmus el 27% y el 26% otros partidos. Una interpretación simple o ingenua sería: el macrismo (PRO) obtuvo el 47%; el cristinismo 27% y el anticristinismo y otros partidos menores 26%.

Pero ahondando en el análisis creo que un examen correcto podría ser el siguiente: Macri ganó con holgura pero incurriría en un grave error político si creyera que el 47% es "puro PRO". Es posible que lo suyo propio sea un 30% y un 17% de diversas ideologías reunidas en un "voto rechazo" al cristinismo, por no poderse expresar en el resto de los partidos. El 27% de Filmus es "cristinismo puro" y el 26% restante votó a los partidos de su preferencia.

Pues bien, de ser ciertas estas premisas podría resultar que parte del 26% son "anticristinistas puros", que estimo en un 10%, y un 16% a restantes partidos.

Con lo cual se podría conformar la realidad electoral así: macrismo PRO, 30%; anticristinismo, 17%; otros partidos menores, 26%; cristinismo puro 27% (30 + 17 +26 +27 = 100%). Por fin, el cristinismo más otros afines de los partidos menores, podría llegar a cubrir el 37% con una oposición del 63%, números que podrían reacomodarse el 23 de octubre, en el supuesto más favorable para el oficialismo, llegando al 40% cristinista como tope máximo (teniendo en cuenta las encuestas que le otorgan a Cristina este porcentaje) y el 60% anticristinista.

Esto obligaría a una segunda vuelta electoral en la que supuestamente el cristinismo sería derrotado ampliamente, sólo en el caso de que se unieran las fuerzas opositoras. De lo contrario la atomización produciría que la segunda fuerza más votada no obtendría más del 25% según las encuestas actuales y así Cristina sería reelecta, aunque fuese minoría.

¿Qué conclusiones se pueden obtener?

Varias. La primera es que el cristinismo se habría derrotado a sí mismo. No por mérito de sus opositores sino por el orden natural de las cosas y por sus torpezas. El cristinismo, tanto en su versión Néstor como Cristina, no ha sido un totalitarismo ni una dictadura, pero sí ha atentado contra la democracia y la República, y lo sigue haciendo.

Ha existido formalmente división de poderes, pero la cooptación de los órganos Legislativo y Judicial por el Ejecutivo ha sido creciente y vergonzante; la periodicidad en las funciones públicas se ha violado mediante reformas constitucionales que han perpetuado a gobernadores e intendentes y Néstor tenía voluntad de alternar sólo con Cristina "eternamente", lo que se frustró por la muerte del primero; existió formal libertad de prensa pero los ataques a diarios y a periodistas, como a Majul y Eliaschev, persecución especial a Nación y Clarín, a Ernestina Herrera de Noble y sus dos hijos inocentes, a Magnetto, a Papel Prensa, a la prohibición de venta de estos diarios en el Mercado Central por orden de (¡cuándo no!) Guillermo Moreno, a los ataques y descalificaciones permanentes de "6 7 8" por la TV de "¿todos los argentinos?", a la prensa opositora y a los que osaron pensar distinto, a la concentración del poder informativo reemplazándolo en la Ley de Medios por la híper concentración de medios cristinistas; y el menosprecio a la oposición expresado con maestría por Aníbal Fernández, Guillermo Moreno, Agustín Rossi, Carlos Kunkel, Luis D´Elía, Diana Conti, Edgardo Depetris y otros, con la síntesis magistral de Fito Páez ("siento asco por la mitad de los porteños") y de Horacio Fontova, los opositores a Filmus tienen olor a "Champú y a Channel".

Sostienen una democracia artificial, con partidos denostados, intentando una oposición inconsistente, con jueces adictos, legisladores obsecuentes, gobernadores y legisladores sin criterios propios, presentando "candidatos testimoniales" para forzar elecciones a su favor, es decir el kirchnerismo y ahora el cristinismo, buscan el poder concentrado, haciendo de la Constitución, las leyes y las normas en general, simples referencias que sólo se aplican si favorecen al régimen. De lo contrario, se sustituyen por decretos de necesidad y urgencia, sin existir una ni otra. Creo que de esto el pueblo mayoritariamente está agotado y no lo soporta.

La ausencia de oposición es otro dato de la realidad. Nadie nos entusiasma ni se perfila como líder y candidato mayoritario. Y si por hipótesis surgiera el 23 de octubre un fuerte candidato opositor, no se tiene la certeza de que los demás lo apoyarían en la segunda vuelta ni que gobernaría con capacidad, razonabilidad, autoridad democrática ejerciendo una presidencia eficaz.

¿Cuáles son las "torpezas kirchneristas, hoy cristinistas"?

La deformación democrática y republicana de Néstor y Cristina y sus seguidores apuntadas en el acápite anterior. Su "dedocracia" y su error político de haber desplazado al peronismo clásico y al sindicalismo. La elección personal de Amado Boudou como candidato a vice, porque no se le perdona su origen UCD y su obsecuencia desde la Anses y el Ministerio de Economía.

El encumbramiento de Máximo Kirchner y su selecto grupo "camporista" de jóvenes inmaduros, que constituyen un "gabinete privado" en Olivos. La persecución impiadosa de los hermanos Noble y el final de papelón luego que sus ADN no se corresponden con el banco genético de los hijos de desaparecidos de los 75/76 y la manipulación de derechos humanos para perseguir a Clarín y Señora de Noble.
 
El escándalo Schoklender en relación con Hebe de Bonafini, las aparentes defraudaciones de Sergio calificadas por Hebe primero como "pavadas" y luego como "estafas" en perjuicio de su sedicente madre adoptiva, el descrédito de la Fundación Madres y Sueños Compartidos y el despeje de Estela Carlotto del escándalo. La corrupción generalizada del régimen y sus enriquecidos puntales. La descalificación de "todos y todas" que no sean genuflexos kirchneristas y cristinistas.

Estamos ante una situación compleja

Después de morir Néstor, Cristina calificó en las encuestadoras con un 65% de imagen positiva y se decía que si las elecciones hubiesen sido en 2010 debería haber ganado en primera vuelta. El 40% de julio de 2011 implica una pérdida de 25 puntos, que de seguir así disminuirá en octubre próximo.

No sólo se debilita Cristina sino que no crecen simultáneamente sus opositores. Una Cristina debilitada y reelecta la forzará a cometer nuevos y más graves errores, ya que el régimen carece en absoluto de "dolor de los pecados" y "propósito de enmienda". Una oposición "rejuntada" sólo para ganarle a Cristina reeditará posiblemente la "alianza antimenemista" de 1999 con las consecuencias nefastas de 2001/2002.

Estamos a tres meses de las elecciones. Debemos pensar qué haremos como país. La democracia, la República y nuestro futuro nos lo demandan. No se puede pensar solamente en derrotar a Cristina y actuar espasmódicamente. El próximo gobierno debe ser fuerte, honesto, con gran autoridad y sentido democrático y republicano.

Las opiniones vertidas en este espacio, no necesariamente coinciden con la línea editorial de diario Los Andes.