El Gobierno tuvo que intervenir, pero el parque sigue ocupado
Después de cuatro días de violencia que dejaron al menos tres muertos, el Ejecutivo envió efectivos de Gendarmería y Prefectura para garantizar la seguridad en el Parque Indoamericano.
Después de cuatro días de violencia, al menos tres muertos y decenas de heridos, el Gobierno de la Nación y el de la Ciudad de Buenos Aires iniciaron una ronda de negociación para intentar solucionar la toma del Parque Indoamericano. Las autoridades políticas, junto a un grupo de dirigentes sociales que representa a los ocupantes, mantuvieron dos reuniones en la Casa Rosada, una que comenzó a la madrugada de ayer y la otra al mediodía. Las negociaciones se estancaron con una frágil tregua: el Gobierno cedió y envió a la Gendarmería y a la Prefectura a custodiar el Indoamericano, pero el lugar sigue ocupado.
Las negociaciones continuarán mañana, aunque las dos administraciones se mantienen intransigentes. El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, insiste con que se desaloje . La Casa Rosada se niega a hacerlo y pidió que se le garantice a sus ocupantes que se les darán viviendas.
La jueza contravencional María Cristina Nazar también sentó posición: ayer rechazó un nuevo pedido de desalojo.
Si bien el kirchnerismo mantuvo su tono duro, confrontativo, en los hechos bajó varios cambios de golpe, como si retrocediera.
El viernes, cuando se dio por muerto a un joven de 19 años en medio de una batalla campal, unas horas antes Aníbal Fernández había dicho que custodiar el parque era " de cumplimiento imposible".
En la Rosada no habían respondido los llamados de PRO ni la carta firmada por Macri en el que le pedía a Cristina una "audiencia urgente".
La propia Presidenta, esa noche, había acusado al jefe de Gobierno de xenófobo.
Sin embargo, la gravedad de los hechos hizo que los actores de los Gobiernos, aun con las chicanas que se cruzan en forma permanente, se vieran obligados a sentarse a negociar.
Según los funcionarios nacionales, las reuniones se desarrollaron en un clima "tenso", sobre todo porque las organizaciones sociales le hicieron varias críticas a Macri.
En PRO insistieron en que pidieron que les den las fuerzas de seguridad para controlar el parque: "Queremos parar esta locura". En rigor, Macri no sólo solicitó la Federal para custodiar la zona, sino que reclamó el desalojo.
Fernández y Randazzo recalcaron que el Gobierno garantizaba las tierras fiscales para que la Jefatura porteña financie la construcción de viviendas, pero Macri volvió a negarse.
En PRO creen que si se pone en práctica el plan K de buscar un terreno para hacer casas y dárselas a quienes hoy ocupan el Indoamericano, "vamos a fomentar las tomas y se volvería un bumerang". Y argumentan que la Ciudad no cuenta con presupuesto para resolver el problema habitacional.
La cuestión que más se debatió fue la propuesta K. Pero ante la oposición del macrismo, el líder de la Corriente Clasista y Combativa, Juan Carlos Alderete arremetió contra el jefe de Gobierno: "No entiendo si su negativa responde a una cuestión ideológica o a otras razones", se molestó. Macri esquivó una respuesta: "No podemos hacer eso", dijo , tajante .
Aníbal F. admitió que las reuniones entre funcionarios y dirigentes sociales no habían llegado a "conclusiones formales", y se quejó de que Macri se haya retirado del encuentro poco después del inicio. "Me tengo que ir a trabajar", se excusó el jefe porteño cuando se levantó de la mesa. Macri asegura que estaba pactado de antemano que él se retiraría antes.
"El parque va a seguir siendo parque", sostuvo el jefe de Gobierno ante la prensa. Los ministros de PRO se cuidaron de no confrontar con las agrupaciones sociales. "Lo primero es frenar los incidentes. Haber logrado que se haga un cerco es importante. Veremos el lunes cómo seguimos". Desde ya, actúan bajo presión. Los líderes sociales anticiparon que no dejarán de sitio si no les prometen un plan de viviendas, con plazos de entrega y todas las garantías del caso.