El gobierno en el piso, tapado con diarios
Hacia un nuevo acuerdo entre La Doctora, Alberto y Massa, pero con el aval del Club de Gobernadores del peronismo.
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsisDigital.com
1.- El Tigre de Agua
Francisco Fernández, el Tigre de Agua, llega con arrebatos de perspicacia para ponerlo vivo a Alberto, El Poeta Impopular, y disuadirlo de la aventura de emanciparse de La Doctora.
“O se libera ahora o nunca”, claman los Espartacos equivocados.
«Ahora» porque Alberto puede aprovechar el viento de cola de los grandes medios que desprecian a La Doctora (que la pifió al elegirlo con el instrumento de un tuit).
Y «ahora» también porque cuenta con el entusiasmo del neogorilismo reciclado (que existe y lo incita a fusilar funcionarios que reportan a La Doctora).
Para que ruede de una vez la cabeza disruptiva del doctor De Pedro, El Wado.
O la del energético Basualdo, ascensorista que le dobló la muñeca al ministro Guzmán, El Chapito.
O la más bella cabeza de Luana, Reina del Caribe.
El formidable batallón de comunicadores celebraría las ejecuciones con desparpajo. Y solo después irían por el padre del Tigre de Agua.
La ecuación es simple. Alberto se carga primero a La Doctora y el antidoctorismo después lo ejecuta a Alberto.
Sin La Doctora -o con el apoyo de Espartacos y Eviteros- Alberto es un pretexto para ocupar una silla.
Para tararear baladas de rockeros melancólicos e ingresar en la historia como el presidente inadvertido que no robó ni fue cruel.
Apenas se limitó a registrar el paso filosófico del tiempo y a anticipar grandes anuncios que quedaron en la nada.
Con amagues de encarar maniobras que se desvanecían mientras amagaba.
El gobierno de La Doctora -que aún preside Alberto- yace en el asfalto tapado por diarios.
Entero era desastroso. Partido en dos representa la desolación que arrastra al suicidio institucional.
Hasta los Espartacos incondicionales se deprimen porque Alberto no acierta con las decisiones que tampoco toma.
Mientras tanto el poder de ambos se disipa. Y a La Doctora le cuesta asumir el fracaso (que siempre es ajeno).
Para la resurrección del gobierno que yace en el piso (tapado con diarios) se impone el inmediato acuerdo entre La Doctora, Alberto y Sergio, El Conductor.
Pero con el aval del Club de Gobernadores del Peronismo.
Lo reclama, hasta la exigencia.
2.- La ofensiva del Judicial
La parálisis del Ejecutivo resulta atenuada por la relativa eficacia del Legislativo mientras se asiste a la ofensiva implacable del Judicial.
A través del presidente Rosatti, El Briga, La Corte se queda con los atributos del Consejo de la Magistratura, innovación que vino con el combo de la Convención Constituyente de 1994.
Consta que la prioridad de La Doctora consistió en rediseñar el ámbito sutil de la Justicia, pero con el rigor de un carnicero siberiano de la década del treinta.
El resultado no pudo haber salido peor. No hay un miserable puente con la Justicia Federal ni diálogo por WhatsApp ni por Telegram con los ministros de la Corte.
“La Doctora está más débil que nunca, si no se la carga ahora no se la carga más”, insiste la Garganta.
Acosada por la Justicia, castigada por sus propios errores de la Política, masacrada cotidianamente por los grandes medios que se excitan al defenestrarla.
Por su parte, los suyos, los que deberían defenderla, los cuarentones plácidamente rebeldes de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, demuestran categóricamente que no estaban preparados para gobernar.
La organización más perfecta y compacta y de circuito cerrado es de Responsabilidad Limitada.
Sus accionistas prefirieron transformar La Agencia en una ONG testimonial.
Una estudiantina de resistencia financiada por el presupuesto del gobierno (tapado con diarios) que integran.
Al mejor estilo Pilatos se proponen responsabilizar de la debacle a Guzmán o al propio Alberto.
Quedan como tristes impugnadores de sí mismos.
Debían comportarse como profesionales del poder. Pero cedieron ante los desplantes ingratos de la realidad.
Para colmo, como buenos doctoristas, suelen alarmarse por anticipado.
“Vuelve la derecha”, confirman los muchachos, como si fueran de izquierda.
3.- La vuelta de la derecha
Los residuos sociales son impresionantes. Elementos descartables que no pueden reciclarse.
En el alboroto procuran anotarse con un plan, a través del corte o del acampe que brinda el mensaje. Aún existen.
Aspiran, ambiciosos, a estar contenidos dentro del frasco.
Entonces se facilitan las fantasías de los opositores que aprovecharon su turno para fracasar.
La ineptitud del gobierno tapado con diarios le brinda otra oportunidad a la celebridad del Bridge.
Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, concentra la centralidad para disputar la semifinal con Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, el candidato natural.
Ambos semifinalistas deben disputar aun los encuentros pendientes de cuartos de final.
Con la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien, que se elevó para pasar de instrumento del Ángel a la categoría de competidora.
Y con Facundo Manes, Cisura de Rolando, con la legitimidad de haber enviagrado al radicalismo centenario.
Pero antes, después de 15 años de control del Maxiquiosco del Artificio Autónomo, Mauricio y Horacio tienen que ponerse de acuerdo para asegurar la continuidad. Y designar como sucesor a Jorge Boga Macri, El Primo (que era) Pobre.
A ver si Martín Lousteau, El Personaje de Wilde, se adueña del MaxiQuiosco y ubica a un vulgar tenedor de libros para peregrinar entre las cuentas, con el propósito de llevárselos puestos como piercings.
El Primo Boga Macri es el pilar jónico que sostiene hoy la compleja estructura.
Pertenece al primer cordón del macrismo y ofrece la veloz portación de calle.
Pero asoma en el horizonte el audaz que perturba a las dos coaliciones unificadas por el fracaso.
El neomenemismo libertario de Javier Milei le rapiña a Juntos votos por derecha.
Y le rapiña a Todos desde la vertiente del peronismo que lo mira con simpatía. Por occidentales sin culpas. Y pro capitalistas.
4.- El asado de los vicepresidenciables
En el desbarajuste fragmentario aparecen otros brotes de lucidez.
Profesionales con diferencias en temas fundamentales encaran igual la utopía del diálogo.
Es la síntesis del asado ofrecido en San Isidro por Juan Urtubey, El Bello Otero.
Produjo la proeza de hacer salir de Córdoba a Juan Schiaretti, El Cordobecista.
Pero no todo se resuelve con una Asamblea Legislativa.
Basta con confirmar presencias para que se abra el torneo de vicepresidenciables que siguen el ejemplo del viejo chaqueño Bitel. Lanzar la candidatura presidencial (para cerrar luego por la vice).
Ni Schiaretti ni Gerardo Morales, El Milagrito, se encuentran en la sigilosa búsqueda de la vicepresidencia de Larreta o de Macri. Al contrario, los buscan.
Otros sobrevivientes de mil batallas como Florencio Randazzo, Cartel de Chivilcoy, o Rogelio Frigerio, El Tapirito, o el seguro gestor del encuentro, Emilio Monzó, El Diseñador Rosquero.
Participó del ágape una dama respetable. La señora Graciela Camaño, Especialista en Cortitos.
“Para mí, la de los asados es una movida destinada a brindarle fibrosidad al Pelado”, confirma la Garganta que cree saber todo.
“Para Geniol, como lo llamás”.
Dejá tu comentario