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El futuro de la socialdemocracia

* Por Aleardo Laría. Los partidos socialdemócratas europeos vienen sufriendo un persistente declive electoral.

El último afectado por esta tendencia es el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), liderado por Rodríguez Zapatero, que en los sondeos se halla a una considerable distancia, de casi 20 puntos, del Partido Popular. En la Universidad Autónoma de Madrid acaba de celebrarse un debate sobre este fenómeno entre Wolfgang Merkel, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Humboldt, y el de Ciencias Políticas de la Universidad de Princenton, Philip Pettit, autor del libro "Republicanismo".

Merkel identificó algunas de las causas que están dañando las expectativas electorales de los partidos socialdemócratas en Europa. Se refirió al aumento del individualismo entre los jóvenes, que están más preparados pero se sienten frustrados ante la falta de perspectivas del mercado laboral. A este fenómeno se añade la crisis económica global, que ha disparado los niveles de desempleo de los jóvenes y que se visualiza como resultado de la falta de regulación de los mercados financieros. La socialdemocracia habría menospreciado los efectos negativos de la globalización y ahora la ciudadanía no percibe el Estado en posición de poder frente a los mercados financieros.

Por su parte, Philip Pettit añadió, como otro factor, la estrategia de los movimientos políticos conservadores en todo el mundo, que presentan el pago de impuestos como una penalización a las clases productivas. De este modo se busca debilitar las fuentes de recursos del Estado de bienestar, en un intento de desprestigiarlo y desmontarlo paulatinamente. Señaló que constituía una paradoja que la socialdemocracia se encontrara a la defensiva, cuando una de sus consignas programáticas históricas consistía en imponer el control sobre los mercados desregulados que han provocado la actual crisis.

Una muestra de la resistencia de los conservadores a financiar el Estado de bienestar se ha visto reflejada, en opinión de Pettit, en el reciente intento de bloqueo del presupuesto de los Estados Unidos y de la gestión de Obama por parte del Partido Republicano. Se quiere que las cuentas públicas tengan un presupuesto bajo para que apenas puedan mantener los servicios asociados al Estado de bienestar. Sin embargo, los desorbitados gastos en el área de defensa no sufren recortes.

En general, por el tono de las intervenciones, existe la convicción de que asistimos al fracaso de las propuestas formuladas en su momento por la Tercera Vía de Tony Blair, que renunciaba a intervenir en la economía con el argumento de que el libre funcionamiento del mercado permitiría obtener más riqueza con la que sostener las políticas sociales. La consigna actual sería, por el contrario, que no es posible hacer políticas sociales progresistas sin impulsar también políticas económicas progresistas que regulen los mercados.

Los ponentes coincidieron en señalar que, a pesar del mal tiempo, existen elementos para el optimismo si los partidos socialdemócratas son capaces de adaptar su discurso a las nuevas realidades. En un programa remozado, deberían incorporarse, además de la defensa del Estado de bienestar, la apuesta por la igualdad real de oportunidades basada en premiar el mérito y el esfuerzo; la mayor y mejor formación de las clases emergentes; la integración de las diversas culturas a través del multiculturalismo y la utilización de las nuevas tecnologías para democratizar el acceso a la información.

Los socialdemócratas, en opinión de los ponentes, deberían asumir la defensa de la seguridad de los ciudadanos en un sentido integral –tanto frente a la delincuencia como al desempleo, la enfermedad y la vejez–; enfrentar las amenazas de la industria nuclear y el cambio climático, y poner fin a los atropellos del capital financiero. En relación con el tema crucial del Estado, la propuesta tradicional de "más Estado" debe ser reconvertida al de uno menos burocrático y más efectivo y combativo frente a los grupos corporativos que lo parasitan para su provecho. En definitiva, que es bueno diferenciarse bien de los conservadores, pero sin repetir viejos errores.