DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

El fútbol argentino debe parar y refundarse

En el mismo día, un futbolista del ascenso murió tras un accidente en una cancha, y un espectáculo único como el Superclásico terminó en bochorno.

Por Gustavo Rodríguez
grodriguez@diarioveloz.com
@GusLRodri


El bochornoso Superclásico volvió a evidenciar el dramático estado de salud del fútbol argentino, que parece tener un cuadro irreversible. Es indispensable parar la pelota y plantear una idea de refundación. Más allá de los negocios multimillonarios que hay detrás, la situación no va para más. Lo que debía ser un espectáculo el jueves en la Bombonera terminó siendo un papelón a nivel mundial.

Alguien debe buscarle una solución a semejante barbarie a la que se somete al fútbol argentino día a día. El Estado se desentiende, los dirigentes del fútbol no pueden solos (o no quieren) y los jugadores terminan siendo rehenes en algún punto, aunque algunos, además, prefieren la connivencia.

Hay una sociedad vulnerable emocionalmente que se ve retratada en las canchas: se canaliza la violencia en insultos, se gastan altas sumas de dinero por una entrada y se aplauden gestos aberrantes. Todos repudian a los violentos, pero en la cancha cantan sus canciones, avalan actos indignantes con la excusa del "folklore" y atacan a los rivales sin la menor consciencia de que acaban de sufrir una agresión. Son todos cómplices. La prohibición de los visitantes tampoco fue solución de nada porque las batallas se dan puertas adentro en una misma hinchada.

En la Bombonera había futbolistas que necesitaban atención médica, pero había unos cuantos que pensaban más en seguir el partido por la cantidad de intereses. No obstante, pudo haber ocurrido una tragedia. ¿Y si en lugar de una sustancia tóxica alguien ingresaba un arma? Podría haber pasado, porque si pueden ingresar cientos de bengalas (como se vio en la tribuna que da al Riachuelo), un drone y hasta el control remoto, ¿cómo se garantiza que nadie ingrese un arma?

En el día del futbolista, un jugador de 21 años perdió la vida luego de días en coma tras haber chocado la cabeza contra un paredón adentro de una cancha. Eso no se puede pasar por alto. No murió por motivos ajenos a lo deportivo; fue por las pésimas condiciones que presentan los estadios del ascenso. Puede volver a pasar, sin duda. Se suspende la fecha por duelo, ¿pero alguien, además, pensó en prevenciones para que no haya otro Emanuel Ortega?

Ir a una cancha como periodista también es una aventura muchas veces peligrosa y eso se acentúa aún más cuando los profesionales están identificados plenamente con un equipo. Los estadios en su mayoría tienen precarios accesos y sectores para la prensa. No hace falta irse mucho tiempo atrás para encontrar un ejemplo: los periodistas que cubren la campaña de Racing la pasaron muy mal en la cancha de Rosario Central, en la fecha 18 del último torneo corto. ¿Qué seguridad puede tener un periodista si Nicolás Pacheco apareció muerto en la pileta de la sede de Villa del Parque y nadie esclareció el caso?

El fútbol argentino está enfermo y hasta que no se trate la situación nada va a cambiar. Si no se toman medidas urgentes, mañana habrá que lamentar situaciones más graves. Quizá la sanción inédita para un club del tamaño de Boca marque un antes y un después en la manera de manejar el fútbol, que está claro que debe interrumpirse para poder refundarse.