El fuerte relato del periodista acusado de extorsionar a Susana con videos porno de su nieta: "Hasta nos desnudaron"
Pablo Silva relató detalles tremendos del allanamiento que sufrió en su domicilio después de comunicarse con Inés Hernández, la mano derecha de la diva.
La causa estalló en los medios y promete seguir creciendo. La noticia hablaba de la aparición de un video de Lucía Celasco, la nieta de Susana Giménez, teniendo sexo con su pareja Joaquín Rozas. Enseguida se sumó que Pablo Silva, un periodista que actualmente no está trabajando en ningún medio, le había ofrecido a Inés Hernández, la asistente de la diva, el material para que no saliera a la luz.
Clarín se comunicó con Silva, quien está de vacaciones con su familia en Uruguay, para esclarecer el tema. Sobre todo, porque sufrió un allanamiento en su domicilio y quedó vinculado en la causa por "presunta extorsión".
La cronología de los hechos
Silva relata que recibió un llamado de alguien que le vendía un video de la nieta de Susana y cómo no tenía a quién ofrecérselo, decidió contarle a la diva lo que estaba ocurriendo.
"Pedí el contacto de Inés (Hernández) y charlé por WhatsApp con ella. Me presenté, le dije que no estaba trabajando en un medio y que nada me movilizaba para explotar este material como sí pude hacer en otro momento. Ella me preguntó cuánto pedían y yo me remití a decirles el precio que me pedían a mí", cuenta.
"Esto fue el jueves a la tarde. El viernes me responde Inés y me explica que estaba de vacaciones con su familia. Si la podía esperar hasta el lunes. El sábado recibo un misterioso llamado desde La Plata y un NN me ofrece videos de otras famosas "q están ahora en auge". Me llamó la atención la manera en que me hablaba y le pedí pruebas. Porque muchas veces ofrecen de chicas que no son", aclara.
Con respecto al material de Celasco, dice que "Me mandan un primer video en el que se ve una chica con mechón rubio teniendo sexo. Cuando le dije que no se notaba quién era y le pedí más pruebas, me envían otro donde sí se ve a la chica rubia teniendo sexo y se notaba en la cara claramente que era la nieta de Susana".
El allanamiento
Después de estos cruces telefónicos con Inés Hernández, Silva cuenta con sorpresa lo que le sucedió en su domicilio al día siguiente. "Inés me había pedido pruebas y el sábado me las mandaron. Yo no había estado en casa todo el día porque habían operado a mi mujer. El domingo me entero que habían venido dos efectivos policiales a casa a la respuesta de una denuncia por "ruidos molestos" y preguntaban por Pablo. Eso me llamó la atención".
Y agrega: "A la mañana hubo un timbreo en todos los porteros de mi edificio preguntando por Silva. A otra vecina le consultaron puntualmente por mí. Le comenté a Inés que me estaba pasando esto y lo relacioné con esa charla con ella. Le dije que nos juntáramos a aclarar las cosas porque me daba miedo que pasara esto. ´Susana y los padres de Lucía ya están al tanto´, me dijo. Y me aclara que no cree que haya relación con ellos en estos hechos".
"A la tarde bajé a ver qué pasaba y descubro un auto blanco Renault con dos personas (hombre y mujer) mirando para mi casa. Les hago zum con mi cámara y me parecieron policías. Llamé al 911 como cuatro veces hasta que llegó un móvil, les pidió papeles del auto, los identificó y se fue. A los dos minutos el conductor bajó del auto y levantó el capó como si tuviera un desperfecto. Fui a la comisaría que está a media cuadra de casa y me dijeron que ellos no sabían nada".
Silva sigue con su relato: "Yo justo me iba de vacaciones al otro día y tenía miedo que me hubieran marcado la casa. A los 20 minutos llegaron once personas a la puerta de mi casa. Todos de civil y uno se identifica como Comisario. Y se sumaron a ellos los dos que estaban en el auto blanco. ´Vengo con una orden para revisar su domicilio. Si usted me deja subir bárbaro y sino tenemos que romper la puerta´, me amenazaron.
Solo un oficial tenía campera de policía. Buscaban secuestrar mi celular y cualquier artefacto electrónico de almacenamiento. Se llevaron todos los celulares viejos, las dos playstation de los chicos, una gopro de mi hijo, y un pendrive".
Denuncia abuso policial
Silva aún no sale de su asombro por el maltrato que -según él- recibieron de quiénes allanaron su domicilio. "Mi esposa estaba de reposo después de la operación y preguntaba por qué venían desde La Plata a San Martín, que era otra jurisdicción, y ellos no respondían. El comisario me dijo que me podía llevar preso hoy mismo y que calmara a mi mujer. Después me enteré que en el grupo se encontraba Juan Alberto Tiberio, que es quien aparecía como el denunciante en la causa, que trabaja en el estudio del doctor Fernando Burlando (abogado defensor de Lucía Celasco) y que estuvo presenciando todo el allanamientodentro de mi departamento. El Comisario me decía ´decile a la Fiscal quién te ofrece este material. Colaborá con ella´. Fue horrible, sacaban fotos de toda mi casa, desde el pasillo hasta adentro. Hasta nos hicieron desnudar a mi mujer y a mí como si fuéramos narcos. Creo que esto está armado para asustarme".
Y agrega que le advirtieron: "´Si el video sale ahora cuando usted se va de vacaciones usted es el responsable´, me decían la Fiscal y el Comisario. Yo no se quién lo tiene ni qué va a hacer con ese material. Sólo conozco al que me lo ofreció por otros trabajos previos", reconoce.
El periodista detalla que "Al otro día me fui de vacaciones. Fue todo demasiado violento. Nunca nos dejaron hablar con abogados hasta que terminaron el operativo y me revolvieron todo. Inclusive me desapareció ropa de casa".
-¿Cómo sigue la historia?
-Ayer me conecté a twitter porque supuse que me estarían buscando. Vuelvo el 26 de Uruguay y no se cómo sigue todo. Dario Saldaño es mi abogado y me dijo que la carátula de extorsión no tiene fundamentos porque yo nunca pedí plata. Simplemente le comenté a Inés lo que me pedían a mí".
-¿Te gustaría decirle algo a Susana?
-A Susana no quiero decirle nada. Me sorprende las formas de lo que pasó. No sé hasta adónde sabe ella cómo actúa Burlando. Espero que esto no se convierta en un shopping judicial de comprar una causa y hacer lo que se quiera, como me pasó a mí que entraron un domingo a la tarde a casa y me hicieron un desastre.
(Fuente: Clarín)