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El fastidio de ir a votar

Mas allá de la respetada democracia, el día de las elecciones puede ser tedioso para muchos ciudadanos.

Muchos festejan porque ejercen su derecho, muchos saltan de felicidad porque estamos en democracia; la gente mayor sonríe cuando pone su sobre en la urna, al tiempo que tiemblan los adolescentes que votan por primera vez.

Pero digamos la verdad, en un domingo soleado como este (y como cualquiera), ir a votar es fastidioso.

Es aburrido y en varios casos pone de mal humor a los ciudadanos.

Las redes sociales sirvieron tanto para mostrar el lado positivo, como para expresar el malestar de tener que levantarse temprano, de interrumpir un almuerzo, de no poder dormir la siesta... de ir a votar.

"Ya voté, déjenme tranquilo"; "Listo, ya voté, no me jodan más".

Aburre salir de nuestras casas un domingo y dirigirnos hacia esa escuela que queda lo suficientemente lejos como para molestarnos. Algunos tienen la suerte de ir caminando (pero esos son contados con los dedos de las manos).

La cumbre del mal humor depende de cuánto se tarde en votar, de cuántas personas haya en la fila cuando llegamos, del humor del presidente de mesa, de su rapidez o lentitud.

Ni hablar de aquellos que trabajan el mismo día de las elecciones; tiene que levantarse mas temprano de lo normal para ejercer su derecho y obligación, o tienen que correr hacia la escuela cuando salen de sus trabajos antes de que a las 18 se cierren las urnas.

La gente no quiere saber más nada con el tema de las elecciones en general. Escuchan la palabra "votar" y se aburren de solo oírla. Están cansados de los spot publicitarios, de las pintadas callejeras. El día de la votación es el broche final a meses y meses de escuchar candidatos, propuestas, sondeos por doquier. Tranquilos, ya pasa, podemos descansar hasta el 2015.

En conclusión, si todo fuera más rápido, si fuera un trámite simple, tal vez sería menos aburrido. O no...

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