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El extraño mensaje final del sospechoso de matar a Agustina que prefirió suicidarse a ser detenido

La Policía acorraló la casa de Pablo Sebastián Trionfini, de 39 años y se quitó la vida.

En la madrugada de hoy, el Departamento Operaciones de Investigación del Distrito Las Colonias acorraló la casa de Pablo Sebastián Trionfini, una propiedad de una planta pequeña, modesta, en una ochava, con ladrillos a la vista en la esquina de Uruguay y Stein del barrio Unidos de la ciudad de Esperanza, provincia de Santa Fe.

Nadie atendió los golpes en la puerta. Y mientras los policías esperaban una orden de la fiscal María Laura Urquiza para allanar el lugar y romper con un ariete, el ruido a metal comenzó. Sonaba a algo que cedía, en movimiento.

Podía ser un arma de fuego preparándose para disparar, pensaron los efectivos. Así, comenzaron a rodear la casa con linternas. La luz mostró a Trionfini mientras moría colgado de un tirante, atado a un perfil metálico en el techo de la galería de la casa. Perdió la vida en el acto. Prefirió suicidarse antes que caer. No hubo gritos ni insultos, no hubo carta. Trionfini era un hombre alto, de 39 años, de peso importante. El perfil de metal era fuerte, no cedió ni se quebró.

La Policía encontró cosas incriminantes en su casa: un par de zapatillas llenas de barro, un teléfono celular que será peritado. Los testimonios de vecinos ante la fiscal Urquiza declararon que lo habían visto ir y venir a lo largo del domingo. Alguien en el barrio Unidos hasta aseguró que le pidió prestada una pala, según afirmó la fiscal Urquiza en el mediodía de hoy en una conferencia de prensa. Están sus dos perfiles de Facebook, uno cargado de fotos, otro vacío de contenido, con su nombre escrito a medias, poco más de 15 amigos, que usaba para comunicarse con familiares.

Le encontraron también su viejo Renault 21 gris. El auto fue la clave para hacerlo caer. Un chico de Esperanza, menor de edad, un amigo de Agustina Imvinkelried, de 17 fue quien lo vio en el Renault 21 a la salida de la discoteca Teos en la Ruta Provincial 6 el sábado por la noche, la última vez que Agustina fue vista con vida. 

El chico, aseguraron investigadores del caso a Infobae, retuvo la cara de Trionfini y comenzó a buscar en Facebook. Su perfil principal concordaba con la cara del hombre que vio en la noche. El Renault 21 estaba ahí, en un álbum de fotos. "Mi cómplice", lo llamaba Trionfini.

Una cámara de seguridad que había captado el auto hizo el resto. La cámara tomó la patente, que fue chequeada por los investigadores. El auto estaba a su nombre. No hizo falta mucho más para ir a buscarlo por la muerte de Agustina, cuyo cuerpo fue encontrado en un paraje a poco menos de diez cuadras de la calle Uruguay y Stein, oculto entre ramas y hojas, cubierto por un trozo de silobolsa.

Así, tras quitarse la vida, Trionfini se convertía en un sospechoso de femicidio muerto, el único responsable aparente de un crimen brutal que conmociona a toda una ciudad de más de 45 mil personas.

El domingo a las 5 de la mañana, Trionfini decidió actualizar su perfil de Facebook. Marcó que se comprometía con un ícono de anillo, y subió una foto junto a una mujer. No era alguien nueva en su vida, sino su ex pareja, quien sería la supuesta madre de su hija, hoy adolescente. Habían pasado por el Registro Civil de Esperanza años atrás, él posó con una sonrisa para el arroz de la salida junto a sus padres ancianos, su hermano mayor y su cuñada, su hija.

Era una relación tormentosa, dicen en Esperanza, con idas y vueltas. Su ex pareja lo denunció, aseguran fuentes de los organismos de seguridad provinciales. Hoy, la Justicia provincial tiene dos causas por amenazas contra Trionfini, que todavía siguen abiertas. Nadie habla, sin embargo, de delitos como lesiones, tentativa de abuso o abuso consumado contra otras mujeres.

El posteo, con el cuerpo de Agustina ya en la morgue local, parece confuso, o una simple maniobra para confundir. 

El horario es lo más inquietante de todo. El post marca como horario de publicación las 5:48 del domingo. En la tarde de hoy, la fiscal Urquiza reveló a una radio local que el informe preliminar de la autopsia establece una asfixia manual como causa de muerte. La data del fallecimiento: las 8 o 9 de  la mañana de ayer. 

Es decir que Trionfini, si fue realmente el culpable, posteó y salió a matar. 

Trionfini había trabajado en los últimos tiempos como recolector de basura, juntando ramas de poda y residuos vegetales principalmente, "un tipo un poco violento de carácter", lo recuerdan en Esperanza. Había trabajado para varias empresas locales, cinco años en una fábrica de tanques de agua y otros recipientes de metal, su último empleo en blanco fue en 2015 para una firma de movimiento de suelos y demolición. Solía salir al río para pescar surubíes y asarlos a la parrilla, pequeñas excursiones de fines de semana.

De vuelta en sus casas, su familia se niega a hablar. "Estamos profundamente conmocionados por la chiquita", apunta una cuñada. "No es momento, mi mamá está muy mal", afirma un hermano.

No hay, hasta ahora, otro sospechoso de la muerte de Agustina, según afirmó la fiscal del caso. Tampoco hay hasta el momento pruebas de un contacto previo entre la menor y su supuesto femicida.

Desde las 20, vecinos de Esperanza se congregan en una marcha en la Plaza San Martín de la Ciudad. Mientras tanto, queda un enigma en el caso: encontrar el teléfono de Agustina, que tenía en sus manos poco antes de su desaparición. Queda también por establecer si la joven sufrió algún tipo de abuso sexual antes de morir.