El "evitismo" como concepción política

Con ellas, el kirchnerismo escribe un capítulo más de su cambiante relación con el peronismo , en nombre de cuya historia actúa y ejerce el poder del Estado desde hace ocho años.

En 2003, apenas llegado al poder de la mano de Duhalde , Néstor Kirchner se dedicó a la construcción de un armado político transversal , de aspiración "progresista", en la persuasión de que el peronismo era una organización retardataria y consumida por el tiempo .

"Es pejotismo puro" , lo despreciaba entonces Kirchner sólo porque ese aparato estaba en manos de su mentor político y no de las de él mismo, como en verdad pretendía.

En las elecciones de 2005, Kirchner por fin pudo desalojar al duhaldismo del control de la estructura partidaria y en las de 2007 llevó a Cristina a la Presidencia, combinando dosis de "pejotismo" con una apertura a otras fuerzas políticas. Fue la política de "concertación" que instaló al radical Julio Cobos en la escena nacional. En 2009, empecinado en su pelea con el campo, Kirchner debió refugiarse en las redes de la "vieja política" urdidas por los intendentes del GBA, a los que quiso obligar a dar profesión de fe kirchnerista con las candidaturas testimoniales . Buena parte de ese peronismo, que conocía el país mejor que el kirchnerismo, sin decirlo expresó en las urnas un límite al vasallaje.

Sería ingenuo negar que el kirchnerismo tiene rasgos peronistas clásicos . Sin embargo, en su genética esencial siente más propia la intensidad política de Eva Perón que el pensamiento del propio Perón.

Es más "evitista" que peronista . Sobre todo lo es el cristinismo reciente , que imagina una Evita autónoma de Perón, aunque ella nunca lo fue ni quiso serlo. Y olvida al Perón real , que en sus años finales depuso antiguos enconos y convocó a la integración nacional. La estrategia de las colectoras es la ingeniería electoral que busca ahora devaluar al peronismo bonaerense.